Para el 2035, en Japón los autos podrían moverse con energía electrica, generada a carbón
Vivimos una época de fake news, dispersión, sectorización y parcialización de de la información. Como si fuera poco, cuando aparce buena información se muestra dispersa e inconexa.
Este panorama de sobreabundancia de noticias tiene como consecuencia la desinformación, sólo una escasa minoría de los receptores poseen suficiente concocimientos y espíritu crítico para procesar debidamente la marea de datos, que llegan como verdades reveladas en 144 caracteres. En materia de energía y medioambiente es donde podemos apreciar la asimetría entre datos duros reales y opinión publicada.
El “calentamiento global” y el “cambio climático” —como si el cambio permanente no fuese la característica principal del clima— son dos de los giros que mayor confusión producen en los públicos, porque al receptor le resulta muy difícil contrastar falsos datos científicos con los auténtenticos y demostrables. Si a esto le sumamos la vida que transcurren en “echo chambers” el desastre está asegurado.
Sin entrar en discusiones finas sobre verificación, falsabilidad, método científico y la comprobación absoluta de cualquier teoría, son numerosas las “verdades” sobre el clima y el ambiente que no han pasado de meras hipótesis basadas en premisas poco sólidas.
Pero la naturaleza humana parece ser así, y desde tiempos inmemoriales las grandes masas prefieren la pereza intelectual y el descanso sobre una verdad revelada que practicar una gimnasia que lo lleve a alguna conclusión –errada o no— pero al menos propia sobra casi cualquier cosa. Como antaño, el gran público, sigue sin saber bién ni cuáles son sus verdaderos intereses colectivos ni quénes son los que los defienden efectivamente.
Mentiras verdaderas
Todos queremos un ambiente limpio —¿quién podría oponerse a tal cosa?— pero debemos reparar en los postulados y percibir la diferencia entre el discurso y la praxis, sobre todo lo que los estados hacen y lo que dicen hacer.
En el actual escenario, estados y empresas ya le encontraron la vuelta a la comunicación ambiental y combinan el marketing con corrección política y en ocasiones lo llevan hasta extremos exasperantes.
Un buen ejemplo de marketing ambiental es Alemania, cuya matriz eléctrica se compone en un 37% de carbón, es decir, la potencia intalada a carbón es suficiente para abastecer a toda la Argentina, Chile Paraguay y Uruguay juntos en el pico de la demanda. A pesar de este dato, existe la creencia de que Alemania es un país energéticamente “no contaminante”.
Volkswagen y sus truquitos de computadora abrió los ojos a más de uno, pero nuevamente la maquinaria informativa logró sepultar en el olvido la deshonesta prestidigitación tecnológica que faslsificó sistemáticamente los datos de emisiones de co2 de sus automóviles. A poco de indagar entre los documentos oficiales alemanes en materia ambiental, podemos ver que el planeamiento estratégico germano señala que hacia 2050 pretende una matriz con poco carbón, alrededor del 10%.
Digámoslo de una vez: hace 20 años que la Argentina tiene una matriz como la que los alemanes aspiran para 2050. Alemania no es el único ejemplo de potente “marketing ecológico”.
Chiste japonés
Para alborozo de los ambientalistas, recientemente circuló en nuestro ámbito, una noticia proveniente del sitio español “somoseléctricos”: “2035, el año en el que Japón prohibirá la venta de coches a gasolina”
La nota arranca diciendo “Poco a poco, vemos como diferentes países van anunciando sus planes de hacer desaparecer la venta de coches de combustión, lista de países a la que ahora hay que sumar Japón” y cita a otros países, y dice también: “Japón mueve ficha y se suma a los países que apuestan por una movilidad eléctrica en los próximos años”
Japón, es un país desarrollado, con alta tecnología pero carente de recursos naturales.
Es aquí donde uno se pregunta ¿cómo es posible que el periodista “especializado” no indage sobre el origen que tendrá la energía que moverá a esas decenas de millones de vehículos?
El mismo sitio dice que “El anuncio de este movimiento por parte de Japón ha venido desde la cadena (estatal) japonesa NHK, la cual ha publicado que dentro del plan del gobierno japonés está en convertir al país en una nación neutra en carbono para el año 2050” Tales asertos, por estos lares, se dirían que son “puro relato”
Matriz
Tras el accidente de Fukuyima el 11 de marzo de 2011, – tema interesante para los conocedores de la energía nuclear, que saben de los errores y avaricia de los constructores japoneses— decidieron cerrar 5 de los 54 reactores nucleares japoneses que suman una potencia total de 43.847 Mwh, de energía limpia. Tres de Fukuyima y otros dos que ya llegan al fin de su vida útil.
La potencia nuclear representa alrededor del 30% del total de la capacidad instalada. Las térmicas que consumen carbón, aportan otro 30% de la matriz eléctrica, mientras que el GNL contribuye con el otro tercio. Es preciso señalar que Japón es el principal importador de GNL del mundo, en 2018 consumió 90 millones de toneladas, alrededor del 30 % de las exportaciones totales mundiales.
El carbón se lleva el otro 30/32 % quemando 150 millones de toneladas, además de otras 50 millones que se destinana a la metalurgia.
Las renovables vienen muy atrás. En total suman el 10%: 6 % de fuente hidráulica provenientes de 1.198 pequeñas centrales hidroeléctricas con una capacidad total de 3 Mwh y 3.500 MW de capacidad instalada eólica, mientras que la Argentina tiene alrededor de 1.250.
Más carbón
La energía nuclear no generada de las centrales nucleares desactivadas fueron sustituidas por térmicas de carbón doméstico. Como si fuera poco, según anunció el gobierno Imperial, se construirán 22 centrales termoeléctricas a carbón en los próximos años que srán distribuidas en 17 zonas diferentes. “Justo cuando el mundo necesita reducir las emisiones de dióxido de carbono para combatir el calentamiento global” según la periodista Hiroko Tabuchi del New York Times (NYT).
¿Serán estas 22 nuevas centrales térmicas a carbón las que alimenten la demanda de los automóviles eléctricos?
En Japón hay alrededor de 600 automóviles por cada 1.000 habitantes lo que representa casi 75 millones de vehículos. La sustitución de esa demanda que actualmente es de nafta y gasoil por electricidad significa que la demanda eléctrica nipona sufrirá un aumento exponencial.
Se trata de la gran oportunidad japonesa para reducir importaciones de petróleo crudo… y sustituirla por carbón doméstico. Los japoneses tienen muy alta tecnología, desarrollos propios y ni un pelo de tontos.
¿Podría concluirse que en 2035 los automóviles en japón se moverán a carbón? Sería una conclusión simplista, pero no descabellada.
La política de industrial de Japón –seria una error hablar exclusivamente de politica ambiental o energética— es similar a la de otras potencias industriales.
El Reino Unido, desalentó el uso del carbón, pero a través de sus hidrocarburíferas aseguró el gas y el petróleo al Reino Unido. EE.UU. dice haber disminuido las emisiones cosa que es cierto, porque sustituyó buena parte del carbon por shale gas, aunque no disminuyó su intensidad energética ni el alto consumo energético per cápita.
Francia continúa con su política de producir energía eléctrica de fuente nuclear.
Los excedentes los exporta a países vecinos como España, que ya cerró tres nucleares (Vandellós-I, Zorita y Garroña) por el movimiento anti nuclear, prefiere importar la energía nuclear de Francia.
Marketing
Según el NYT, Japón viene utilizado los Juegos Olímpicos mostrando innovaciones tecnológicas exportables, como carreteras que reflejan el calor.
Los organizadores han dicho que la electricidad para los Juegos provendrá de fuentes renovables. “Japón promociona unas Olimpiadas de bajas emisiones pero, el mismo año, comenzará a operar cinco nuevas centrales eléctricas de carbón que emitirán mucho más dióxido de carbono que cualquier estrategia que las Olimpiadas puedan compensar”, dijo Kimiko Hirata, directora internacional de Kiko Network, un grupo que aboga por la acción climática.
“Japón es un caso atípico dentro de las economías desarrolladas”, afirmó Yukari Takamura, experta en políticas climáticas del Instituto para Iniciativas del Futuro en la Universidad de Tokio. “La era del carbón está por terminar, pero para Japón está resultando muy difícil eliminar una fuente de energía de la que ha dependido durante tanto tiempo”.
Mientras tanto…
El carbón, en la matriz eléctrica China ocupa el 47% del total, lo que supone casi la mitad del consumo de carbón mundial. China ha señalado que reducirá al 40% el consumo del sucio combustible. Sin embargo, esta cifra proyectada significárá un aumento nominal del 100% es decir, el carbón reducirá su participación en la matriz energética China, pero el consumo podría significar el doble del actual.
Los precios del carbón están por el piso, y mientras el crudo siga bajo el tema del reducción de las emisiones se mantedrá en el ámbito de la propaganda, como discurso marketinero y parte del paquete desinformador.
Las “echo chambers” contribuyen notablemente a la confución general pero facilitan la tarea de “comunicar” las novedades políticamente correctas.
No caben dudas de que la cultura popular hace sus aportes en temas de alta política y en muchas ocasiones en forma de divertida síntesis, hoy podríamos decir que en materia de medio ambiente “billetera, mata ambientalismo”.