Downstream

La apertura del mercado de las naftas plantea complejos desafíos

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A principios de octubre se anunció la liberación del precio de los combustibles líquidos en el mercado argentino. Tras el anuncio se produjo un aumento en surtidor que despertó la suspicacia de los consumidores.

Aldo Bianchi Alzugaray

Según el acuerdo celebrado con las empresas refinadoras y productoras, se alcanzaría  la paridad con los mercados internacionales durante el transcurso del año 2017 mediante un sendero gradual de convergencia que permitiera preservar las fuentes de trabajo y los ingresos de las provincias productoras de petróleo.

El aumento de los precios internacionales de los barriles de referencia abrió el camino a la liberación de los precios internos y a partir de allí se mantendrá la paridad con los mismos con un “funcionamiento pleno de las reglas de mercado” En la escueta nota se hace referencia a que la Subsecretaria de Exploración y Producción a cargo de Marcos Pourteau y dependiente de la aún acéfala Secretaría de Recursos Hidrocarburíferos, se  haría cargo del seguimiento de las distintas variables que intervienen en el mercado de hidrocarburos.

Mediante una simple nota el complejo mercado de combustibles líquidos pasará a comercializarse libremente en función del precio que disponga la oferta y la demanda. Del mismo modo que cualquier otro bien o servicio.

Mercado

Hasta los más acendrados defensores del libre mercado consideran que no es posible en una economía compleja como la Argentina, con una desarrollada industria energética, la liberación lisa y llana del precio de las naftas y gasoil. Fundamentalmente por la incidencia que tiene el precio de los combustibles en la cadena productiva –agro, transporte etc.–  y la imprevisibilidad del precio del crudo a nivel internacional, más dependiente de cuestiones de geopolítica que de la oferta y la demanda.

El mercado local, al igual que en el resto del mundo, se encuentra altamente concentrado en empresas que a su vez integran verticalmente los distintos eslabones de la cadena productiva y comercial. Esto responde a una característica intrínseca de una industria que es capital-intensivo, tanto en la etapa extractiva como de procesamiento.

Se afirma que todo mecanismo que intervenga para movilizar a la inquieta encrucijada entre la oferta y la demanda será un artificio que modificará la asignación de los recursos. Ahora bien, en mercados imperfectos o altamente concentrados ¿es el mercado el que asigna más eficientemente los recursos?

Upstream

La estatal YPF tiene una posición central en la producción de crudo ya que extrae el 47% del total. Por su parte, Pan American Energy produce el 20%, Pluspetrol el  6,48 % mientras que Sinopec produce un 5,19 y Tecpetrol el 2,5%.

La capacidad productiva de refinación en la Argentina asciende a unos 630.000 bb/d lo que representa un 30% de la capacidad de refino de Brasil y un 47% de la de Venezuela. Las refinerías ubicadas en Buenos Aires representan el 63% de la capacidad instalada e YPF concentra más del 51% de la misma. La capacidad ociosa total de refino hoy ronda el 20%.

La supresión del subsidio a la producción local y la liberación del precio en surtidor sucede concomitantemente con un aumento lento pero sostenido de las importaciones de crudo que vienen sustituyendo a la producción local.

Los crudos livianos de Nigeria resultan más baratos que los nacionales y permiten tomar una renta adicional a las productoras integradas verticalmente. Durante 2016, las compras de crudo en el exterior produjeron algunas protestas de productores locales que manifestaron que la importación de petróleo en exceso provocó un sobrante de crudo local en el mercado interno, en un momento en que se requiere demanda para aumentar las inversiones. El ministro Aranguren respondió con la creación un registro de importadores. Este aumento en las importaciones viene siendo observado con preocupación por Federico Sturtzenegger encargado recolectar moneda dura para la gran alcancía nacional.

Aguas abajo

El downstream argentino está compuesto por nueve refinerías y cinco terminales de crudo. Las refinerías de la estatal YPF son tres: Luján de Cuyo, Plaza Huincul y La Plata, una de Petrobrás en Bahía Blanca, una de Oil M&S, ex Petrobrás en San Lorenzo, una de Shell (Dock Sud), una de Axion del Grupo Bulgheroni adquirida a Esso, en Campana, Refinor de Pluspetrol en Salta, y Renesa (Plaza Huincul).  Algunas refinerías tienen acceso a vías navegables. Las terminales portuarias de crudo son las de San Sebastián, Tierra del Fuego (YPF), Loyola (YPF), Caleta Olivia (Termap), Caleta Córdova (Termap), y Ebythem en Bahía Blanca.

Las cifras de participación porcentual de las compañías petroleras por ventas al mercado de combustibles son elocuentes: YPF tiene el 53%, seguida por Shell con el 21% mientras que Axion posee el 13% del mercado. Pampa y Oil  tienen el 6 y el 4% respectivamente mientras que otros completan el 3% restante. Como dato de color podemos decir que sólo Shell muestra un avance importante en la participación del mercado con un 5% entre 2016 y 2017. Cabe señalar también que YPF tiene el 37% del total de las estaciones mientras que Shell tiene el 16%.

Como dato adicional es preciso señalar que durante 2016 y 2017 cerraron unas 144 estaciones de servicio –alrededor de un 3,3% del total– y el 60% se produjo en el interior del país. Puede atribuirse este cierre a varios factores: aumento del parque automotor a GNC en casi un 4%, donde las estaciones de GNC –duales o sólo gas–  pasaron de 1.723 a 1.800, un cierto enfriamiento de la economía, aumentos en la eficiencia vehicular  y ahorros en el consumo. Todo ello pese al crecimiento del parque automotor.

Peso fiscal

Otro dato importante –que los consumidores no tienen presente y poco difundido–  es que el principal componente en la formación del precio de los combustibles es el impositivo, que oscila entre 50% y 60%, según la calidad del producto.

Los tres tributos nacionales vigentes que gravan a las naftas y al gasoil son el Impuesto a la Transferencia de Combustible (ITC), la tasa hídrica y la tasa al gasoil. A lo que debe agregarse  el costo del producto propio y el margen de comercialización. No es un detalle menor entonces, la importancia financiera que otorga a la refinadora el volumen en impuestos, sobretodo en momentos de alta inflación.

Alta complejidad 

No caben dudas de que un sistema de precios establecidos oficialmente tienen por objeto subsidiar a la demanda o a la oferta –dependiendo de la necesidad política del momento–  pero el sistema de subsidios ha sido taxativamente rechazado por la gran mayoría de la sociedad argentina, pero que que también rechaza toda aquella actividad comercial monopólica u oligopólica.

Resulta a todas luces evidente que el mercado de las naftas es un mercado de alta complejidad tanto por sus características intrínsecas como por su rol en la economía del país. Ahora bien ¿es un mercado que puede operar libremente? En principio da la impresión de que la respuesta es no positiva. El mercado de combustibles líquidos es sin dudas un mercado donde la actividad de refinación tiene varias características que lo distinguen: economía de escala y baja desafiabilidad, es decir que tiene fuertes barreras de acceso tanto técnicas como económicas. Ésta última es consecuencia de los enormes costos hundidos, lo que hace que el número de actores que operan en el mercado sea reducido.

Esta actividad tiene un marcado predominio de YPF en todos los segmentos. En este mercado, la asignación de los recursos por vía de la oferta y la demanda es naturalmente ineficiente porque la mayor rentabilidad se obtiene con una menor producción a un precio mayor.

Esto provee a las empresas integradas una posición de dominio del mercado donde no tienen posición tomadora de precios sino formadora, por lo que queda abierta la posibilidad de abuso de esa posición. Entre los órganos de control se encuentra la Comisión de Defensa de la Competencia para impedir tales conductas. Sin embargo, la liberación del precio de los combustibles resulta preocupante para los consumidores ubicados en zonas aisladas y localidades donde hay una sola estación de servicio. Obtener precios uniformes es técnicamente posible pero ¿Cómo se puede lograr?

Libertad

Ahora bien, la liberación del precio puede parecer a priori atractiva para el consumidor, sin embargo, la desregulación del mercado de los combustibles líquidos podría traer consecuencias indeseadas, incluso para los propios consumidores.

La modificación del modelo de negocio podría inducir a la importación pura de productos terminados excedentes de otros mercados convirtiendo al mercado argentino en un negocio de oportunidad para los grandes jugadores internacionales.

Esto significaría una amenaza, no sólo a la industria refinadora sino que afectaría también al upstream y a toda la industria de bienes y servicios en torno a ella poniendo en riesgo probablemente, la seguridad energética.

¿Puede el consumidor común calcular esta posibilidad?.

Las propias empresas que llevan en sus venas la libertad de mercado internamente plantean dudas respecto de tal cuestión, libre mercado si ¿pero cuánto?

Una digresión: en “La Teoría de la regulación económica” Joseph Stigler, premio Nobel de economía, sostiene que la regulación económica, lejos de beneficiar al público, lo perjudica y sólo protege a las grandes industrias que “buscan” la regulación  en un intento de impedir el ingreso de nuevos competidores al mercado. ¿Se podrá verificar tal aserto?

¿Quién le pone el cascabel al gato?

Entonces ¿cuál es la solución? La respuesta no es simple, ni es sólo una y se requieren complejos mecanismos y de un Estado que lleve adelante controles de forma efectiva y transparente velando por el interés general.

Vamos a ofrecer un minúsculo aporte: debería implementarse un mecanismo de determinación de los precios de paridad de importación que permita comparar el precio en el mercado local de productos terminados con similar calidad a la de los producidos importados.

Ese mecanismo debería confeccionarse en base a los costos teóricos de refino y comercialización además de la remuneración de la infraestructura logística (portuaria, almacenaje, tarifas de poliducto)  tributos, margen de distribución, costo del flete y seguros, costos por alije, margen por actividad de importador, costos financieros y administrativos, además de factores de ajuste y tasas de fiscalización y control. Debería incluirse también el costo de financiación de las inversiones, éste punto es muy importante. Deberá establecerse también un la frecuencia y regularidad de la actualización de los parámetros y establecer también, cuáles serán los mercados de referencia para los distintos productos.  Transparente, abierto y accesible –publicados en la web–  a todos los consumidores que asegure precios justos y razonables y protegiendo también el trabajo y la industria local.


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