ECONOMÍA & POLÍTICA

De naftas, Shell y Vaca Muerta

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Mucho se habló de la venta de las estaciones de servicio de Shell, segunda en el negocio de expendio de naftas y gasoil en nuestro país.
En año pasado, tras la compra de British Gas por parte de la Royal Dutch por una cifra que ronda los us$ 60.000 millones, el presidente ejecutivo global de Royal Dutch Shell, Ben Van Beurden, dijo que la empresa analizaba un plan global de desinversión por us$ 30.000 millones, que incluía la venta de algunos activos en la Argentina.

Por Félix Grandet
El negocio local de la angloholandesa, comprende una refinería en Dock Sud y una red de unos 628 puntos de venta.

Según trascendidos, varios oferentes presentaron propuestas económicas no vinculantes para comprar esos activos. El mercado de naftas, en particular el de comercialización y marketing, no es para cualquiera. Los interesados deben tener bolsillos profundos y know how, por lo que el círculo, de apoco, se reduce. Fuera de los jugadores conocidos como Axion e YPF, se mencionaron otros interesados que tienen vínculos con el sector pero que son traders de energía, como Pluspetrol (también productor de hidrocarburos), Vitol, Gunvor y Trafigura y la chilena Quiñenco del Grupo Luksic que compró estaciones Shell y sigue usando la marca.

Se habló de la venta de parte y del todo, de mantener banderas, de cláusulas de prioridad de compra, de traiciones y desengaños. Como nunca antes, en la Argentina, los privados se están integrando en el mercado de hidrocarburos y parece ser un contrasentido que Shell no haga lo propio.Independientemente de su estado financiero —lo que estimamos no es un impedimento— se dijo que YPF no podría adquirir la red de estaciones de Shell, su market share, porque preveían que lo impediría la Comisión de Defensa de la Competencia.

Sin embargo este argumento es un tanto endeble. Si la estatal tuviese la intención de agrandarse en la comercialización no tendría inconvenientes.

Lo hizo Axion cuando compró Esso, con demoras, ciertamente –gestión CFK— y porque además la venta de combustibles es un negocio bastante regulado, no es el mercado de celulares ni es una cadena de supermercados. Por el contrario YPF es de mayoría estatal, esa integración no sólo no colisionaría con la Ley de Defensa de la Competencia sino que ayudaría al gobierno a cumplir los mandatos de la ley 26.741, que está plenamente vigente, al menos hasta octubre de este año.

Por otra parte sería muy conveniente para YPF incorporar el flujo financiero de 628 estaciones de servicio. Sin embargo, lo que aquí se plantea es un problema filosófico, una contradicción manifiesta donde una empresa estatal amplíe su participación en el mercado mediando una gestión de gobierno que lleva ínsito en su ADN la libertad de mercado y la supresión de la intervención del Estado en negocios propios de los privados.

¿Hacia dónde va Shell?

Es una pregunta de difícil respuesta. A priori podemos responder: profits. Pero respecto de los pasos que seguirá la petrolera, sólo algunos indicios pueden señalar que con la compra de BG (unos us$ 68.000 millones), justamente, es hacia allí a donde se encamina buena parte de la empresa global, hacia el negocio gaseoso.

Y no es que piensen en abandonar los combustibles líquidos --negocios que incluso se amplíe--, pero lo cierto es que el GNL será la nueva estrella del grupo.

Si unimos la compra de BG, más la necesidad de fondos, más los rumores de venta de las estaciones, más su participación en Vaca Muerta está claro que el gas natural jugará un rol preponderante en los negocios de la centenaria hidrocarburífera.

¿Seá Vaca Muerta la nueva Loma la Lata? ¿Se convertirá la Argentina nuevamente en un exportador de gas? Chi lo sá.

Lo cierto es que la cuestión de la venta de la cadena de estaciones estas cuestiones abre otras: ¿Dónde queda la refinería del docke en toda esta conversación?

La refinería de Shell es de las más pequeñas que tiene la petrolera ,around the world, y la más ineficiente. Sin embargo, además de rentable –merced a una sistema impositivo compinche– es una refinería piloto, donde los holandeses ponen a prueba todos sus desarrollos tecnológicos que mantiene a sus combustibles con los más altos estándares de calidad.

Pero los crudos de Vaca Muerta necesitan refinerías que los reciban y procesen, una nueva oportunidad para Shell. Tal vez por eso los rumores de venta decían que el comprador mantendría la bandera con la concha amarilla, ya que la refinería necesita inversiones para adecuarse a esos crudos.

Este razonamiento se alínea con las declaraciones de Teófilo Lacroze, presidente de Shell Argentina, quien anunció que Shell invertirá US$ 1.200 millones en la Argentina durante los próximos cuatro años para “afianzar la operación de producción en Vaca Muerta, sostener los productos de calidad y seguir desarrollando nuestra marca”. “Hemos anunciado un compromiso de inversión promedio de US$ 300 millones por año hasta el 2020, incluyendo tanto la actividad del upstream como el downstream. Tenemos perspectivas de seguir creciendo en ambos negocios”.

La meneada venta podría entonces tratarse de un globo de ensayo, sólo un trasmallo para ver quién tiene verdadero  interés y tal vez realizar un negocio mejor. No cierra que YPF y Shell concreten una asociación en el área Bajada de Añelo para explotar el gas de Vaca Muerta y no hayan conversado sobre el asunto de las estaciones y según declaraciones de un alto ejecutivo  lo que mas ha fastidiado es que que en medio de este marco de negociaciones el asunto se haya ventilado en los medios.


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