La compleja ecuación entre capital disponible, impuestos, infrestructura y seguridad jurídica mantiene expectante a los potenciales inversores extranjeros que esperan condiciones optimas en el país pero que sólo vendrán con las decisiones políticas capaces de perfilar un escenario sin sobresaltos
Por María del Rosario Martínez
La noticia mas importante a comienzos de año en materia de inversiones en hidrocarburos fue la promesa de Paolo Rocca, dueño del holding Techint cuando anunció en marzo una inversión de U$S 2.300 millones de dólares en Vaca Muerta destinados a la exploración de shale y obras de infraestructura. La novedad llegó después de conocerse la resolución 46-E/2017 que fija un sendero de precios para la producción del gas no convencional de aquí a 2021 que de u$s 7,50 llegaría a u$s 6. Dos meses antes, entre los avatares del barril criollo, Rocca reclamaba al Gobierno garantías y reglas claras para invertir como lo venían haciendo todos los players de la actividad.
Hasta ahora, las intenciones vienen de PAE con u$s 1.400 millones, Shell con u$s 300 millones, Dow -YPF con u$s 500 millones , Petronas-YPF 192 millones y u$s 500 millones correspondientes a la explotación de Aguada Pichana entre PAE, Total, Wintershall e YPF sellada en un memorándum de entendimiento a fin de marzo pasado. Y ahora se sumaron otras. Acaba de anunciar Schllumberger u$s 340 millones y Pluspetrol no se quedó atrás con u$s160 millones . Una novedad es la inminente firma de YPF con Pampa Energía.
La reciente resolución animó más decisiones. Hace diez días se sumó Capex con una promesa de u$s 1.500 millones que consiste en una prórroga en su campos de tigh y además Exxon, aunque no la emparda, con una inversión que rondaría $s 700 millones destinada a perforar 40 pozos ( el promedio de perforación es de 20). Si bien las cifras son contundentes para una actividad que estaba bostezando, esta dando vuelta en los medios un tsunami de inversiones dirigidos a distintos sectores que supera con creces lo que indica la realidad. En hidrocarburos el presidente Mauricio Macri anunció inversiones por una suma cercana a los u$s 20.000 millones que en la prensa se anunció como un hecho para este año pero Aranguren lo acaba de corregir aclarando que serán para los siguientes dos años.
Aún así, los montos mencionados están lejos de los acuerdos ya sellados con las petroleras locales que se manejan con un horizonte de inversión de aquí a cuatro años. Hay otro convenio entre Chevron-YPF, en convencionales, firmado a fines de 2012, por u$s 1.500 millones pero está afectado por la caída de los precios internacionales de petróleo y además, no entra en el ciclo considerado 2015/2017.
Macri llevó promesas a Europa en busca de socios y regresó con la venia de dos coronas, en tanto el gobernador Omar Gutiérrez viajó a Calgary y a Houston para tentar a petroleros a asociarse a 56 áreas de la provinciana G&P, que serán licitadas en octubre próximo. La tarea más engorrosa para Gutiérrez habría sido la de lidiar con los periodistas afanados en sacarle primicias que descolen en inversiones rimbombantes cuando aterrizó en el acto de Shell. Pero tomó la posta Alejandro Nicola, su secretario de Energía, quien aseguró que en 12 años las inversiones en hidrocarburos en Neuquen alcanzarían u$s125.000 millones un monto que suena más a político que a realidad, y, sin embargo, esquivó la respuesta sobre cuánto esperarían obtener por las áreas ofrecidas en la reciente visita a América del norte.
La sensatez como la cautela imponen otros números que sólo se podrán ir viendo con el paso del tiempo.
Dicen que el capital llega lento como una tortuga, pero huye a la velocidad del venado y si bien los grandes players internacionales siguen con interés a la Argentina, el capital viene anunciado, pero arribando al paso de Manuelita. Hay una gran oportunidad en Argentina, hay voluntad de invertir y se van sumando jugadores pero una de los principales causas que tiene demoradas las inversiones es la falta de infraestructura de transporte, los temas fiscales sobre la renta, los contratos, las regalías, el régimen de admisión temporaria de los equipos, pero lo más importante de todo es la seguridad política en el mediano plazo.
Hay otro asunto a tener en cuenta: la abundancia del shale en América del norte compite con el precio del crudo convencional y la actual efervescencia de producción no convencional presagia un período de prosperidad para los productores del otro hemisferio. En ese contexto ¿qué los haría zambullirse en un yacimiento de clase mundial que todavía no puede ofrecer las condiciones necesarias para darle tranquilidad a los inversores y rentas, mas que jugosas, rápidas?
Estos tiempos no son los 90 y hoy por hoy, parece primar la moderación.
Claro que los anuncios de inversiones han sido ostentosos: desde el 11 diciembre de 2015 hasta el mes pasado, suman en unos tres sectores más de u$s 58.600 millones distribuidos en 428 proyectos, de los cuales el 57,44% son de empresas argentinas, que aportarán el 39,24% del total del capital comprometido. De acuerdo a la información suministrada por la Agencia Nacional Argentina de Inversiones y por boca de Juan Procaccini presidente de la entidad.
La inflación sigue porfiada y significa un verdadero escollo para cualquier inversión, superando en 2016 el promedio de la gestión anterior que fue del 20%, de acuerdo con los datos del Indec.
El marco adecuado
Vaca Muerta es la joya en materia de inversiones en hidrocarburos y pese a que las empresas concesionarias han logrado reducir el costo laboral para su complicada explotación mediante un exitoso acuerdo, el desarrollo viene demorado.
Y no sólo parece ser determinante el nivel del precio internacional del crudo, que aún no despega, ni por el acuerdo de recorte de los países miembros de la Opep ni por el conflicto en Oriente Medio.
El largo plazo para el desarrollo de Vaca Muerta contempla una larga curva de aprendizaje y las ingentes sumas necesarias requieren de una seguridad que va más allá de un único período de gobierno.
Los inversores continúan recortando costos que, sumado a la mejora de precios del gas en boca de pozo y a una mejora en el precio de venta de los derivados, ha provocado una sensible recuperación en los ingresos y concediendo cierto sosiego a la dirigencia empresaria. Esta mejoría le permite a las empresas observar con un poco más de tranquilidad la realidad política y económica mientras los grandes jugadores continúan con el “scouting”, es decir, observar la marcha de la economía, identificar negocios potenciales y estudiar el valor de los activos, mientras esperan las elecciones de octubre.
El resultado de la misma será determinante sobre el monto y dirección de las inversiones. Una victoria de Cambiemos que permita mayoría en ambas cámaras otorgaría al mercado una certidumbre tranquilizadora que sí impulsaría inversiones pero requieren largos plazos de maduración y recupero.