Un mercado dividido entre grandes empresas productoras y pymes
En tiempos en los que arrecian los congelamientos y la intención, nunca alcanzada, de que los costos no se trasladen a los precios generando inflación, una nueva norma, la Disposición de la Subsecretaría de Hidrocarburos y Combustibles N° 199 del 10 de septiembre de 2019, establece un “precio mínimo de adquisición de biodiésel para su mezcla obligatoria con gasoil”.
Este precio regirá desde el 1° de septiembre “hasta la publicación de un nuevo precio que lo reemplace”.
Según la teoría económica un precio mínimo es un valor legal al que puede ser vendido un producto determinado, en un mercado determinado, establecido por una autoridad gubernamental, presuntamente para proteger a los productores. También es conocido como “precio sostén” y ha sido aplicado en muchas ocasiones, sobre todo en el mercado agropecuario. Un precio mínimo típico de la economía es el salario mínimo.
En los mercados, cuando el precio mínimo se encuentra por debajo del de mercado no sucede prácticamente nada, mientras que cuando ese precio se encuentra por encima se produce un excedente de oferta sobre el que habrá que trabajar para su colocación. Esta situación se refleja en gráfico.
Además, para mercados desregulados, existe el precio de equilibrio o de mercado que iguala las cantidades ofertadas y demandadas.
El mercado argentino de los biocombustibles es regulado. La Autoridad de Aplicación de la Ley N° 26.093 establece el precio al cual debe comercializarse el producto en el mercado.
Primera conclusión: el precio regulado es también un precio mínimo. No parece haber demasiada diferencia de aplicación entre uno y otro, salvo que existieran operaciones en el mercado por debajo del precio regulado, que debieran terminarse por imperio de los precios mínimos. No consta que eso sea así en estas circunstancias.
Por el contrario, de acuerdo a fuentes externas, se estaban realizando operaciones en biodiésel por encima del precio regulado ya que a las refinadoras les conviene aumentar el volumen de mezcla, dentro de los límites reglamentarios, pagando más, que importar gas oil que tendrá que enviar principalmente a un mercado congelado pero con un tipo de cambio de 57 pesos por dólar o más. Estas operaciones probablemente pasen a realizarse con el precio mínimo, perjudicando al productor en lugar de beneficiarlo. Pero, como es sabido, desde el lado de la oferta de biodiésel el mercado está segmentado: por un lado las grandes empresas (que son las que realizaban estas operaciones) y por otro las pymes, a las que las restricciones operadas en este año sobre el pasaje a precio del aumento de los costos ha puesto en una situación crítica.
Esta situación queda irresuelta con la nueva normativa.
Conclusión: si la intención fue la de ayudar a las PYMES productoras de biodiésel no parece ser una medida que vaya en ese sentido.
Publicado en www.todohidrocarburos.com