La Cámara Argentina de Energías Renovables (CADER) planteó la necesidad de establecer “políticas de Estado que diversifiquen la matriz energética en el país, contribuyendo a la reducción de costos del sistema y a la creación de empleos en las economías regionales”.
A través de un documento de reciente difusión, la cámara empresaria planteó “la necesidad de incentivar el entramado productivo y el trabajo local generando condiciones no sólo regulatorias sino también de financiamiento e incentivos para que la industria pueda crecer y competir con la internacional, integrando buena parte de la cadena de valor, manteniendo niveles de eficiencia necesarios para asegurar la competitividad de la propuesta local”.
Al respecto, se indicó que “en las sucesivas rondas del programa licitatorio RenovAR se ha incrementado la oferta del componente local, aunque la modalidad para certificarlo debe ser más simple y ágil”.
“Las principales barreras a superar para el desarrollo industrial local son el financiamiento y la previsión de mediano plazo para las inversiones productivas”, puntualizó la CADER, ente la actual crisis financiera del país, que está afectando la continuidad de proyectos en el rubro.
El Régimen de Fomento Nacional para el uso de Fuentes Renovables de Energía destinada a la Producción de Energía Eléctrica Ley 27.191 establece una curva de cotas mínimas que finaliza en el año 2025. “Las inversiones productivas necesitan plazos de certidumbre más largos, a fin de permitir su amortización”, se indicó.
También, que deben identificarse los nichos donde la industria local puede competir y hacerlo de manera sostenida y con expectativas razonables de éxito. Con una adecuada política de desarrollo productivo Argentina podría no sólo autoabastecerse de esos componentes sino exportarlos para el resto de la región.
“Como en el caso de la industria automotriz actual, no estamos ni estaremos –en el futuro cercano- en condiciones de ser competitivos con integración vertical local, pero podemos aspirar a tener más del 50% de integración local, dependiendo de cada tecnología, en el mediano a largo plazo”, sostiene CADER en su documento.
En el caso de establecer los incentivos propuestos (en ningún país emergente estas industrias florecen y crecen solas, compitiendo con multinacionales que las superan en productividad y financiamiento), será indispensable controlar la correcta evolución de productividad e inversión de los actores implicados para evitar que los incentivos den lugar a escenarios de renta extraordinaria del empresariado, que no cumpla con su parte del compromiso.
La CADER destacó que “la incorporación de plantas productoras de ER genera un importante flujo de inversiones y de puestos de trabajo. Así, se pueden contabilizar proyectos en marcha en provincias tan diversas como Santa Cruz, Chubut, Jujuy, San Juan y Misiones”.
De acuerdo con un reciente estudio de la Subsecretaría de Energías Renovables, sólo por las licitaciones del RenovAR y las centrales generadoras construidas para vender su producción bajo el mecanismo del Mercado a Término (MATER), los empleos directos creados serán superiores a los 17.500, en su mayor parte concentrados en la etapa de construcción.
Dicho número podrá incrementarse además por la realización de proyectos de menor escala gracias a la Ley de Generación Distribuida 27.424 por la vía de puestos de trabajo a nivel de instalación domiciliaria. Gran parte de estos puestos serán empleos técnicos generados en las provincias del país que cuentan con los mayores recursos energéticos, se indicó.
El multiplicador del empleo difiere según la tecnología que se asuma, siendo más intensivo en aquellas relacionadas a la bioenergía, y menor en la eólica. Es resaltable que en toda su gama el sector requiere de especialización y profesionalización técnica que conlleva la creación de empleos de calidad y en algunos casos de alto valor agregado en donde es necesaria la intervención del ecosistema de educación y ciencia y tecnología para continuar avanzando.
La relevancia de la industria en las economías regionales ha implicado la apertura de especializaciones y tecnicaturas en universidades nacionales y regionales, y comienza a configurarse como un nicho productivo alternativo a los tradicionales.
Las muestras incluyen desde experiencias piloto en universidades nacionales sobre pequeños generadores eólicos y torres de medición meteorológica, pasando por instalaciones de paneles y termo tanques solares residenciales e industriales, hasta grandes plantas de generación de todas las tecnologías.
El documento destaca que “las ER han demostrado en su corta trayectoria, capacidad de aglutinar las principales variables económicas que el país necesita para su desarrollo: inversión nacional y extranjera, agregado de valor tanto en el empleo como en las industrias proveedores asociadas, generación de puestos de trabajo, impactos positivos medioambientales y diversificación regional, entre otras”.