Opinión

Convertir Recursos en Reservas

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En esta nota, Mauro Soares aporta ideas al sistema apuntando —esencialmente— a la integración de los sectores de transporte, minería, producción industrial, desarrollo y servicios tecnológicos. El eje de su propuesta es la eficiencia y modernización del el mercado local para incentivar la exportación a la región y al mundo

Ideas para Realizar el Potencial con un Nuevo Diseño del Mercado de Energía

Escribe
Mauro Soares

El desarrollo de cualquier mercado energético se fundamenta en el tipo y la calidad del diseño de su política regulatoria, y en su alianeación (o no) con objetivos de desarrollo económico y social.

Desde mediados del siglo pasado el sistema energético argentino ha “danzado” al ritmo de la economía, y la política energética ha sido cambiante, a veces errática y otras veces se ha basado excesivamente en la coyuntura.

La abundancia de recursos naturales es casi tan grande como la incapacidad colectiva de nuestro país para aprovecharlas de la mejor manera posible, léase generando inversiones sustentables en el tiempo que creen empleos de calidad y produzcan riqueza que derrame en desarrollo social y bienestar general. No es suficiente contar con uno de los mayores recursos de hidrocarburos no convencionales del mundo, con los mejores vientos on-shore del planeta, o con amplias extensiones de terreno que reciben anualmente hasta dos veces más energía solar que los mejores lugares de China donde se producen el 90% de los paneles solares que se instalan en el mundo. La historia nos ha demostrado una y otra vez que eso solo no alcanza.

Quizá muchos no lo persivan así pero en mi visión, nuestro país se encuentra en una encrucijada histórica en casi todos los ámbitos, pero especialmente en el energético. Podemos seguir empantanados en el pasado discutiendo mezquinamente cómo repartirnos las migajas de un mercado limitado y pervertido por distorisiones estructurales (subsidios e impuestos mal diseñados, convenios colectivos anacrónicos, etc.) ó construir colectiva y colaborativamente un nuevo paradigma superador que nos permita aprovechar las oportunidades globales atrayendo inversión, generando empleo y acumulando los beneficios para reproducir el ciclo… “a la noruega”.

La Maldición de los Recursos

Argentina posee recursos energéticos que superan en varios órdenes de magnitud su capacidad de consumo interno. Algunos expertos calculan recursos recuperables de Vaca Muerta por más de 200 TCF cuando el consumo anual de gas de todo el país no supera los 2 TCF. Otros expertos han estimado el potencial de instalación de energía eólica en el orden de 1 TW cuando el país tiene una demanda eléctrica máxima de 27 GW. Y como si todo esto fuera poco, Argentina cuenta con enormes recursos de litio en sus salares de altura. Y ese tipo litio es ciertamente una de las fuentes más económicas para producir un componente que se proyecta tendrá gran demanda global en los próximos años para la producción de baterías que se usarán en la electrificación del transporte en una carrera tecnológica que ya está lanzada y no tiene vuelta atrás.

Pero no dejemos que el árbol nos oculte el bosque… la denominada “transición energética” no solamente se basa en objetivos ambientales, está en juego la supremacía económica a partir del liderazgo tecnológico ya que la energía del futuro se produce en una fábrica robotizada y no tanto en un yacimiento.

Solamente en la electrificación del transporte está en juego ¼ de la demanada mundial de petróleo. Ciertamente se reducirán las emisiones de CO2 pero ese no es el principal objetivo, hay otros más importantes y tangibles a corto y mediano plazo y por eso el cambio no tiene vuelta atrás. Por ejemplo la electrificación del transporte busca mejorar la calidad del aire en las ciudades para mejorar la calidad de vida de sus habitantes pero principalmente para reducir los exorbitantes costos de tratamiento de enfermedades urbanas producidas por la contaminación vehicular. En el camino se podrán mejorar problemas de tráfico y congestión y reducir los tiempos de viaje de los ciudadanos, pero sobre todo se crearán nuevas industrias y liderazgo económico!

A veces tiendo a pensar que tanta abundancia de “recursos” es justamente la fuente de nuestro fracaso como sociedad. Y lo digo porque el conocimiento de esa abundancia, unido al desconocimiento de lo que realmente conlleva a su verdadero desarrollo, es una perfecta trampa para la política. En un sistema político que se caracteriza por la volatilidad, el oportunismo y la escasa educación sobre los fundamentos técnicos y económicos de la industria, a veces pareciera que con solamente anunciar y enumerar lo que tenemos las cosas deberían suceder automáticamente. Y sabemos que no es así.

Breve reseña de dónde estamos parados

La demanda de energía del sector industrial y comercial ha crecido muy poco en la última década, no así la demanda residencial que ha aumentado tanto a nivel mensual y anual como en cuanto a las demandas máximas de verano e invierno. Existen pocos incentivos al ahorro y la eficiencia y casi ninguno a la moderación de los picos de demanda que son muy costosos para el sistema y/o que permitirían desarrollar negocios alrededor de sus soluciones. Esto se comprueba tanto en el sector eléctrico como en el de gas natural. Mientras tanto el sector de combustibles para transporte viene creciendo con la expansión del parque automotor sin demasiados incentivos a la eficiencia y ya superando las capacidades de abastecimiento del sistema de refinación local lo cual implica importaciones de combustibles terminados tanto por razones de demanda como de calidad.

Desde la crisis financiera del 2001 el sector energético no ha podido recomponer una política de precios razonable o sustentable para los principales sectores de la cadena de valor. Tanto los precios en boca de pozo como los precios finales a los usuarios se encuentras sumergidos en inmumerables distorsiones y restricciones criollas que limitan la capacidad de identificar justamente dichas distorsiones y planificar correctamente hacia el futuro. Los subsidios en las tarifas finales a algunos segmentos alcanzaron niveles insostenibles y forzaron medidas macroeconómicas que no hicieron más que empañar aun más el lente con el que debemos mirar al sector. El potencial exportador del sector energético está altamente limitado por la volatilidad de la macro economía y de las políticas regulatorias sectoriales.

A partir de nuevas medidas impulsadas desde 2016 se recompusieron parcialmente los incentivos de inversión en algunos subsectores tales como la generación térmica y renovable, y el upstream de gas no convencional. A partir de inversiones en nuevas unidades de generación el sistema eléctrico está recuperando sus márgenes de reserva y mejorando su eficiencia promedio. A partir de la mayor disponibilidad de gas natural de producción local (principalmente Cuenca Austral y Vaca Muerta), las cantidades de combustibles líquidos y gas natural importado utilizados en generación térmica comienzan a bajar y los sobrecostos empiezan a ceder.

Sin embargo las medidas adoptadas hasta la fecha han respondido más bien suplir falencias coyunturales de la política de la última década. Dichas medidas han venido sucediendo en un ambiente emergencial que buscó incentivar inversiones de forma rápida para palear la coyuntura de desabastecimiento y sus altos costos asociados.

Lamentablemente no se vislumbra aún un plan integral de reconversión del sector energético, menos aún a un programa consensuado que integre energía, ambiente, minería, industria y transporte como sería deseable articular para aprovechar una oportunidad histórica como la que tenemos por delante.

Ideas para trabajar juntos

Los desafíos y el potencial del sector energético argentino son igualmente enormes. Y son mayores aún si los integramos con los sectores de transporte, minería, producción industrial y desarrollo y servicios tecnológicos.

Los escenarios y alternativas son múltiples pero todas implican dos ejes fundamentales:

1 Eficiencia y modernización en el mercado local,
2 Exportación a la región y al mundo

Eficiencia y modernización implican rediseñar el marco regulatorio para incentivar la inversión en digitalización y control de demanda, flexibilidad de la generación térmica, integración de altos porcentajes de energías renovables centralizadas y distribuidas, almacenamiento, optimización de los sistemas de transporte y distribución, electrificación del trasnsporte y de la calefacción, mejoras en la eficiencia térmica y eléctrica de viviendas y edificios, y competencia en todos los niveles de la cadena de valor.

Exportación a la región y al mundo implica contar con un marco regulatorio estable, moderno e inteligente que permita asegurar el abastecimiento de la demanda local a precios estables y previsibles a la vez que permita desarrollar y financiar grandes proyectos de exportación de gas natural licuado, petróleo y energía eléctrica de manera competitiva y sustentable con el desarrollo del país y el cuidado del medio ambiente. Los proyectos de exportación de gas natural y electricidad para ser competitivos a nivel global requerirán un tamaño mínimo de diseño (y consiguiente inversión asosciada) que hacen necesario contar con reglas claras y garantías de largo plazo.

Indudablemente, el común denominador para un futuro sustentable del sector energético argentino en su conjunto es contar con reglas claras y estables. Y esas reglas claras y estables se construyen con información, educación, consenso, creatividad y responsabilidad. Tuve la suerte de participar en el diseño de reglas claras para el sector renovable y se está comprobando que funciona, inclusive en Argentina!

Estoy convencido de que se pueden generar cambios virtuosos también en el resto del sistema energético. Por eso invito a toda la industria a cambiar juntos el paradigma. Colaboremos como pocas veces lo hemos hecho. Construyamos juntos un mercado energético mejor, más grande, más inteligente y más sustentable en todo sentido. Permitámonos convertir recursos en reservas, ideas y deseos en valor para nuestra gente y para el mundo. Será imposible hacerlo sin juntar esfuerzos sinceros.
Los invito a sumarse al cambio. Escríbanme a [email protected]. Muchas gracias.

(*) El  autor   es  experto del sector  energético  y   actualmente dirige 
la consultora EOS Energía (www.eosenergia.net)
especializada en energías renovables, mercado elécrtrico
y electromobilidad. Además es director académico del Programa
Ejecutivo en Energías Renovables de la UCES.
En 2016 fue Director Nacional de Energías Renovables
en el Ministerio de Energía y Minería de la Nación.

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