La Comunidad Internacional acaba de cerrar un acuerdo trabajoso que tranquiliza respecto del peligroso programa nuclear iraní
Después del acuerdo con el G-5+1, más crudo iraní en los mercados
Por Emilio J. Cárdenas (*)
Contra viento y marea, la Comunidad Internacional -representada en este caso por el llamado “G5+1”, esto es por los Miembros Permanentes del Consejo de Seguridad, más Alemania- acaba de cerrar un acuerdo trabajoso que tranquiliza -por una década- respecto del peligroso programa nuclear iraní, impidiendo que Irán se transforme pronto en una potencia nuclear militar, lo que sería una verdadera pesadilla.
Como consecuencia de ello, Irán podrá ahora recuperar, más o menos rápidamente, unos 150 billones de dólares que han estado congelados por el paquete de sanciones económicas dispuestas por Occidente y las Naciones Unidas contra Irán.
Esa importante masa de dinero (similar al volumen total de pérdidas de ventas iraníes como consecuencia directa de las sanciones económicas) irá presumiblemente, al menos en una buena medida, a modernizar la infraestructura productiva del sector petrolero iraní. En unos cinco o seis meses, Irán podría aumentar su producción en unos 500.000 barriles diarios, llevándola a niveles parecidos a los de Irak, que hoy produce (pese a la metástasis del tumor que conforma el Estado Islámico) unos 4,1 millones de barriles diarios (mb/d). Niveles que, cabe recordar, Irán tenía hasta febrero de 2011, cuando el daño de las sanciones económicas comenzara a crecer y terminara forzando a Irán a sentarse en la mesa de negociaciones y, desde entonces, a no abandonarla.
De esa manera, la oferta petrolera agregada de la OPEP (que hoy teóricamente es de unos 30 mb/d) se incrementará, contribuyendo a mantener los precios internacionales en el actual clima de relativa fragilidad.
A lo que cabe ciertamente sumar que Irán también podría comenzar, muy pronto, a bajar sus actuales stocks de petróleo crudo. Aquellos que están almacenados en las bodegas de algunos buques de transporte amarrados a tierra, que han sido estimados en unos 30 a 45 millones de barriles de crudo, que ahora podrían comenzar a venderse paulatinamente.
De esta manera, la producción de los países de la OPEP aumentaría, cuando está ya en un orden de los 31 mb/d, frente a un volumen de demanda algo inferior, de unos 29 mb/d. Más fragilidad, en consecuencia. Salvo que la OPEP para evitar lo antedicho reduzca su oferta, lo que no luce probable en el corto plazo al menos.
Porque Arabia Saudita, al no querer recortar los volúmenes ofertados al mercado, en rigor lo que procura es impedir que la oferta de crudo “no convencional” norteamericano siga entonándose y forzar a que ella comience, en cambio, a reducirse, lo que aún no parece estar sucediendo tangiblemente. No obstante, si la predicción de la OPEP en el sentido que la demanda internacional de crudo crecerá el año que viene en unos 1,3 mb/d, finalmente se concreta, la actual debilidad de los precios internacionales del crudo podría reducirse un tanto.
Los mercados parecen estar de acuerdo con el razonamiento precedente. El precio del crudo Brent, anunciado que fuera el acuerdo con Irán, cayó rápidamente un 2%, ubicándose en los 56,66 dólares el barril. En el mercado doméstico de los Estados Unidos, simultáneamente, el barril cayó a unos 51 dólares el barril.
(*) Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.