A pesar de la situación económica actual el mercado local ofrece enormes perspectivas de desarrollo. Varias veces he escuchado una frase en empresas uruguayas: “si tuviéramos el mercado que tienen en Argentina, seríamos Pelé”, deberíamos cambiar el apelativo “Pelé” por Messi o Maradona pero por alguna razón seguimos invocando al 10 brasileño.
¿Será porque los uruguayos aún seguimos pensando en Argentina como el hermano mayor?
Esa frase aplica perfectamente a los mercados energéticos de un lado y del otro del Rio de la Plata. Y hoy mas que nunca.
Qué envidia nos da a los uruguayos pensar que hay un mercado gigante con vientos espectaculares en el sur y valores de irradiancia excelentes en el norte argentino!. La pregunta se repite: ¿cuánto se podría hacer por las renovables si pasara esto o aquello?
Hace un año estábamos todos maravillados por el ingreso masivo de las renovables (especialmente la fotovoltaica y la eólica) en la Argentina y qué perfecto nos parecía el programa RenovAr.
En poco menos de dos meses, las cosas se han movido y no precisamente para bien pero personalmente pienso que: “ni tanto ni tan poco”.
Si bien es cierto que no habrá ronda RenovAr 3 (aplaudo la creatividad de Sebastián Kind para bautizar el MiniRen como renovar Ronda 3 y eliminar de un plumazo la pregunta sobre si habrá o no, Ronda 3), o mejor dicho, sí habrá pero reducida a proyectos de hasta 10 MW conectados en barras de hasta 66 kV, y si bien también es cierto que el entorno macroeconómico argentino no se encuentra en su mejor momento, hay que pensar que estos proyectos están pensados a 20 y 30 años y por tanto lo que todos tenemos que mirar es al largo plazo independiente de vaivenes temporalmente muy cortos en relación a la vida útil de los mismos.
Si bien muchos de los actores privados estábamos esperando una Ronda 3 similar a las 1 y 2 (es decir, para proyectos mayores), creo que la MiniRen es una muy buena solución.
¿Por qué digo esto? Primero y más importante, porque le da al sistema desarrollador / inversionista / epecista / operador, la continuidad necesaria para que la rueda continúe girando. No hay que olvidarse que los ciclos temporales previos al inicio de la generación, son también apreciablemente extensos y por tanto debería evitarse por todos los medios, una deserción de actores (varios de ellos, internacionales) que ya han decidido apostar por Argentina.
Segundo, porque la situación de la capacidad de transporte en de energía en AT y las perspectivas de corto plazo, muestran que la evacuación de la energía en las regiones de mejor recurso, está llegando a un límite y es necesario reforzar en varios sitios de estas regiones. Por tanto, tomarse un breve respiro no está para nada mal y en particular en esta pequeña tormen-ta cambiaria que ha sufrido la Argentina.
Tercero, porque contrariamente a la capacidad de transporte en AT, la capacidad en tensiones inferiores muestra oportunidades en prácticamente todas las regiones del país. La idea de dar entrada a proyectos menores financiados por inversionistas mas pequeños parece perfecta en esta coyuntura pero, atención a dos cosas: las garantías solicitadas para ofertar y honrar el contrato no pueden ser excesivamente altas ya que de ese modo se estaría borrando con el codo lo escrito con la mano.
Por otro lado hay que tener cierto filtro de seriedad de los proyectos, ya que si no, será un remate a la baja pero muy especulativo.
Ahora bien, una vez descripto lo anterior, me veo en la obligación de señalar también que esto me parece una idea muy razonable pero siempre y cuando no se le suelte la mano a las RenovAr así como así y menos con el argumento de que el MATER tiene que ser el único medio de incorporación de renovables a futuro.
Creo que eso sería un error, entre otras cosas porque considero sano que los países se pongan a prueba con los mercados (las licitaciones en donde el respaldo es básicamente la credibilidad de un sistema a nivel País, atraen sin dudas otro tipo de inversionistas aunque por supuesto no los únicos) y con el MATER, no se estaría realizando esa prueba, o al menos sería parcial.
En la otra orilla
Mientras tanto, en Uruguay, pasa poco y nada con las renovables y por ejemplo durante el 2018 prácticamente no se han incorporado megavatios renovables. Y eso que no tenemos devaluación (o sí tenemos, pero a la uruguaya: más tímida). Esto tiene una lógica, no hay por ahora necesidad de hacerlo. Quizás algunos estarían dispuestos a canjear tormentas financieras por un mercado mas grande (de hecho muchas empresas, incluyendo la mía hemos cruzado el charco).
No hay un mundo perfecto, pero prefiero un mercado por mas movido que sea, a un no mercado. Esta última palabra: “mercado” es justamente lo que no tenemos en Uruguay pero no solo por el tamaño del país, sino porque si bien el marco jurídico está, lo cierto es que no hay un solo electrón vendido o comprado entre generadores privados y grandes consumidores privados. ¿La explicación? Quedará para otra ocasión pero tengan la certeza que no es una explicación técnica ni de mercado.
El sueño cumplido es ver como desde el papel en donde se escribe una ley o un decreto o una reglamentación, se llega a la realidad de puestos de trabajo, dinamismo en determinada actividad, etc. Ese sueño está sin dudas haciéndose realidad y denota que por mas que haya tropiezos, el camino se sigue transitando de manera mas que correcta.
Para instalar un parque solar o eólico o una central de biomasa o biogás, se precisa mucho mas que un inversionista oportunista.
Las renovables (como otras inversiones de largo plazo) ofician de filtro de alguna manera a capitales y modelos de negocio que pueden soportar al-gunas idas y vueltas pasajeras.
En resumen, disfruten hermanos argentinos del mercado que tienen y si por algunos momentos, se mueve el barco, piensen que una cantidad de empresas ya se han instalado en la Ar-gentina para quedarse.
Por ejemplo Nordex y Vestas ya anunciaron que fabricarán componentes principales de aerogeneradores en Argentina, lo cual “se apunta un poroto” a favor del plan RenovAr.
* Socio de SEG