Opinión

Primer año de gestión con balance positivo

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La necesidad de corregir la situación recibida llevó a cometer errores. El aprendizaje ha consistido en adoptar un enfoque gradual. Transcurrió el primer año de gestión de Cambiemos, y el sector energético puede mostrar un balance positivo.

Por Gerardo Rabinovich (*)

Avances, retrocesos, aciertos y errores pueden citarse en un comienzo extremadamente difícil, con una industria energética completamente desarticulada por doce años en el los cuales la administración kirchnerista intervino de forma casi completa la actividad sectorial, deteriorando hasta límites insostenibles la economía de las empresas prestadoras de los servicios públicos, de gas natural y electricidad, y deteriorando el stock de capital en los segmentos de produccion, con caídas inéditas en las reservas probadas de petroleo y gas natural, y carencias en las inversiones en centrales eléctricas, que comprometen el abastecimiento.

En términos macroeconómicos el país no solo había perdido su capacidad de generar excedentes, sino que el déficit fiscal heredado superaba largamente el 6% del PBI, con sus secuelas inflacionarias, recesión y pérdida de empleo: el sector energético era un protagonista importante en este derrumbe, con una política de subsidios generalizados a los consumidores insostenible y una balanza comercial deficitaria que absorbía prácticamente todos los dólares generados por la economía. Los subsidios a los consumos de gas y electricidad  representaban a fines de 2015, 3,5 puntos del déficit fiscal total y el saldo negativo de la balanza comercial superaba los 4.500  millones de u$s.

La creación del Ministerio de Energía y Minería y su estructura fue un salto de calidad para la gestión del sector. La creación de la Secretaria de Planeamiento Energético Estratégico, y las Subsecretarias de Energías Renovables, Nuclear, Hidroelectricidad y Ahorro y Eficiencia Energética pusieron a estas áreas en niveles prioritarios para la ejecución de nuevas políticas e infraestructuras, apuntando a un objetivo sobre el cual hay un consenso social y político generalizado, pero donde hasta ahora poco se había hecho: diversificar la matriz energética nacional, altamente dependiente del petroleo y el gas natural.

Sin embargo, gran parte del esfuerzo tuvo que orientarse a administrar el difícil momento y el grave deterioro en que se encontró al sector energético, y por otro lado a reencauzar gestiones poco transparentes que venían del gobierno anterior y que eran absolutamente necesarias para administrar el corto plazo: renegociar los acuerdos con China para la construcción de dos centrales hidroeléctricas en Santa Cruz y para reconducir la construcción de nuevas centrales nucleares; activar rápidamente la expansión del parque de generación termoeléctrico; restituir la capacidad de gestión a las empresas de servicios públicos de electricidad, y gestionar programas heredados con graves irregularidades de transferencia de fondos a provincias y municipios que no podían desactivarse sin provocar graves problemas a estas jurisdicciones.

El Ministro de Energía, con un claro diagnostico de lo recibido, en uno de sus primeros actos decretó por dos años la emergencia eléctrica, de forma de poder ejecutar acciones que mitigaran los riesgos de corte del servicio eléctrico en el verano 2015/2016, y en el verano actual. Se advirtió a la población que se iba a proceder a cortes rotativos lo que alivió en gran medida las tensiones y dificultades encontradas y el escaso lapso de tiempo para resolverlas.

Durante el presente año se realizaron exitosas licitaciones para la incorporación de generación eléctrica, en principio de emergencia, luego el plan Renov.ar para incorporar energías renovables no convencionales, en ambos casos con remarcable éxito por la cantidad de ofertas recibidas que superaron las expectativas, con precios competitivos en el caso de las energías renovables, muy por debajo de los que hasta ahora prevalecían en el país: promedio de 60 u$s/MWh, y mínimos de 48 u$s/MWh, impensables hasta hace pocos meses. En 2017 continuarán estas licitaciones, con la convocatoria para construir nuevos ciclos combinados, y mantener en marcha el proceso de incorporación de energías renovables no convencionales.

Llegamos a fin de año y prácticamente todas las audiencias públicas de las Revisiones Tarifarias Integrales de electricidad y gas natural se han realizado y los nuevos cuadros tarifarios están siendo implementados lo que dará oxigeno al proceso de inversión en redes, muy atrasado, como así también permitirá reducir los niveles indiscriminados de subsidio remunerando los costos de produccion tanto de electricidad como de gas natural, hasta alcanzar el equilibrio entre precios y tarifas, a fines de 2019. Los Entes Reguladores están en proceso de normalización, con sus autoridades en instancia de selección y confirmación por el Congreso de la Nación, luego de más de doces años de intervención.

La ansiedad y la necesidad de corregir rápidamente la situación recibida llevó probablemente a cometer errores, acelerar procesos que ha quedado demostrado que no pueden ir más rápido que lo que las fuerzas sociales permiten.

El aprendizaje ha consistido en adoptar un enfoque gradual que puede recibir críticas, pero que difícilmente pueda ser reemplazado.

El 2017 debería ver una serie de políticas en marcha y algunos resultados preliminares cuyas bases se han ido sentando durante el presente: es objetivo del Gobierno lograr que el precio del barril de petroleo tenga como referencia el precio internacional y la evolución de los precios internacionales en este último mes hacen este equilibrio bastante cercano. Con una nueva estructura de precios y tarifas, la inversión debería retomar un ritmo creciente, nuevas centrales eólicas y solares ya están en marcha, también nuevos ciclos combinados serán licitados en el primer trimestre del año próximo.

La agenda está muy cargada, y su ejecución es un fuerte compromiso del gobierno. El balance positivo consiste también en dejar atrás un pasado traumático, con una gestión opaca e irracional, y entrar en un nuevo modelo donde la racionalidad de las decisiones, los equilibrios económicos, y la modalidad de participación pública y privada permitan discutir y trabajar con visión de futuro. Las realizaciones en el sector energético, si hay continuidad, se verán en el largo plazo, Probablemente se cometan nuevos errores, y se celebren éxitos transitorios, pero es importante mantener la dirección firme y hacer de la energía una política de estado sostenible, que se mantenga independientemente de las gestiones gubernamentales que la implementen.

 

(*) El Ing. Gerardo Rabinovich es Vicepresidente  Instituto Argentino  de  Energía “General    Mosconi”


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