El presidente Mauricio Macri encabezó este viernes el acto de inauguración del oleoducto Loma Campana (Neuquén) – Lago Pellegrini (Río Negro), que permitirá incrementar la capacidad de evacuación del petróleo (shale oil) producido en yacimientos no convencionales ubicados en la formación Vaca Muerta.
Del acto participaron el gobernador de Neuquén, Omar Gutierrez, el Secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, el presidente de YPF, Miguel Gutierrez, el CEO de Tecpetrol, Carlos Ormaechea, y directivos de otras compañías petroleras que operan en las áreas que son atravesadas por la traza del ducto de captación que tiene casi 90 kilómetros de extensión y una capacidad de transporte del orden de los 25 mil metros cúbicos por día.
El primer llenado de este oleoducto se encaró la semana pasada. Su construcción demandó una inversión que ronda los 80 millones de dólares, y su puesta en operación implicará casi triplicar la actual capacidad de evacuación de crudo existente en la zona.
La obra fue financiada mayoritariamente por YPF, y por Tecpetrol, y el ducto será operado por Oleoductos del Valle (Oldelval). El caño posibilitará a YPF evacuar producción de las áreas Loma Campana, Bandurria Sur y La Amarga Chica, y a Tecpetrol el crudo asociado al gas que extrae de Fortín de Piedra.
En la inauguración, Miguel Gutierrez, destacó que “Vaca Muerta tiene la potencialidad de transformar la matriz energética del país e impulsar una nueva etapa de desarrollo de la Argentina".
Y puntualizó que "para que ese desarrollo no se detenga y pueda ser sostenible en el tiempo, hay que acompañarlo con obras de infraestructura que nos permita mover la producción a los grandes centros de consumo tanto locales como mundiales”.
De hecho, la secretaría de Energía tiene en evaluación cinco propuestas para el tendido de un nuevo gasoducto troncal o la ampliación de la capacidad de transporte del sistema de ductos existente para ampliar la capacidad de evacuación del gas producido en Vaca Muerta.
Se trata de un proyecto cuyo costo ha sido estimado en unos 1.500 millones de dólares, pero hacerlo realidad requiere de inversiones compartidas entre el sector privado y el Estado argentino.
Las altas tasas de riesgo país para financiar inversiones en la Argentina se contraponen a la viabilidad de este proyecto, muy necesario habida cuenta que la actual capacidad de los ductos está muy cerca del máximo disponible, lo que hace límite a la mayor producción de gas en la región.