La Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep) acordó un modesto aumento en la producción de crudo a partir del mes de julio, después de que Arabia Saudita convenciera a su rival, Irán, de cooperar. Los recortes o aumentos de la producción tendrán, indefectiblemente, impacto en la economía argentina.
La medida no ha caído bien a nivel internacional, por tal motivo los principales consumidores de petróleo del mundo como Estados Unidos, China e India, han solicitado al cartel son sede en Viena, Austria, que aumente más la producción para evitar un déficit de petróleo que podría perjudicar a la economía mundial. La decisión confundió a algunos mercados, dado que la Opep no dio detalles sobre el aumento y todavía es incierto cuánto representa el aumento y cuánto más petróleo será producido. Los precios subieron hasta un 3% y se estima que podrían aumentar aún más. De igual forma, la organización anunció que pronto volverá al 100% de la producción, luego de los numerosos recortes que fueron acordados anteriormente entre los países que conforman ese organismo internacional, pero no dio cifras o detalles concretos sobre cuándo y cómo será alcanzada nuevamente esa meta.
Acuerdo
El acuerdo alcanzado entre las 14 naciones le dio luz verde a Arabia Saudita para producir más de lo que actualmente permite la Opep, si bien la organización aprobó aumentos, evitó establecer objetivos individuales para cada uno de los países.
Esto se debe a que algunos de los Estados miembro tienen dificultades para mantener la producción. Los jeques saudíes afirmaron que el aumento de la producción podría llegar a 1 millón de barriles diarios o el 1% de la oferta mundial. Aunque Irak señaló que sería difícil superar los 770.000 barriles por día porque algunos países tendrán dificultades técnicas para alcanzar las cuotas completas. Cabe mencionar que la caída de la producción venezolana en el último año rondó el millón de barriles. Esta cifra fue totalmente inesperada ya que el año pasado Venezuela se había comprometido a reducir la producción en 100.000 barriles diarios.
Por su parte, Irán, el tercer mayor productor de petróleo de la Opep, exigió que la organización rechazara los pedidos hechos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para aumentar el suministro de crudo, argumentando que había contribuido al reciente aumento en los precios al imponerle sanciones a la República Islámica de Irán y a Venezuela. Recientemente, Estados Unidos impuso nuevas sanciones a Irán, por lo que los observadores del mercado esperan que este país tenga que disminuir su producción en un tercio para finales del año 2018.
Eso significa que para ese país no representa una ganancia el acuerdo de aumento de producción alcanzado por las 14 naciones, a diferencia de otros Estados miembros, como Arabia Saudita, que será uno de los grandes beneficiados por la medida. Aún sin esperar grandes ganancias por la exportación de petróleo en el corto plazo, Irán fue convencido por Arabia Saudita, su rival económico, político y religioso, para aceptar la propuesta de la Opep para aumentar la oferta de crudo a nivel internacional.
Impacto en la Argentina
En la Argentina el alza o baja del crudo impacta lógicamente en los precios de los combustibles líquidos y por extensión a los de la energía, además de golpear directamente en el monto de divisas destinado a importaciones. Las importaciones de crudo y gas representan la mitad del déficit comercial del país.
Si el crudo bajase tras el acuerdo arabe-norteamericano, se reducirá el deficit de balanza y contribuir a la reducción del precio interno y a mejorar la balanza y podrá también mejorar el intercambio con Brasil, complicado por la suba de los costos del combustible.
Paridad internacional
El gobierno apuntó a la liberalización del mercado para “acoplar” los precios locales con los internacionales del petróleo. Pero el derrumbe del peso argentino no contribuye a frenar la inflación, además si bien es cierto que la devaluación reduce los costos locales, también desalienta el desarrollo de Vaca Muerta.
Para enfrentar la situación, el presidente Macri redujo gradualmente los subsidios y aumentó gradualmente las tarifas de los servicios públicos. Los precios locales del petróleo aumentaron y a fines del año pasado convergieron con los del crudo internacional, lo que brindó un estímulo importante a las compañías de Vaca Muerta, el mayor atractivo de inversión de Argentina.
Freno
El Gobierno nacional volvió sobre sus pasos y comenzó a renegociar con las petroleras el precio final de los combustibles y claro, el precio del crudo local, con el objeto de proteger a los consumidores del alza de los precios del petróleo mundiales y evitar que se dispare la inflación. Desde la Casa Rosada ya comienza a vislumbrar en el horizonte las elecciones presidenciales en breves 18 meses.
Las petroleras locales, a regañadientes debieron aceptar que se pague el crudo local —el mal llamado “barril criollo”— por debajo del nivel internacional, que a principios de julio rondaban los u$s 77 el barril para el crudo Brent, la referencia global.
Recientemente, YPF calculó que el precio de equilibrio del crudo shale de Vaca Muerta que viabiliza la inversión y rondaba los US$ 80 el barril. Por su parte, Wood Mackenzie dijo que el precio de equilibrio sería de US$ 56 el barril. El primer pozo empezó a producir comercialmente en 2003, hoy Vaca Muerta produce unos 120.000 barriles diarios, cifra que equivale a más de 10% de la producción nacional.
“Hace sólo 5 años Vaca Muerta era un sueño. Ahora está empezando a convertirse en una realidad. Es un punto de inflexión donde uno puede realmente hacer dinero perforando”, dijo a la prensa local un alto ejecutivo cuya compañía invierte en Vaca Muerta.
“Uno puede afirmar que a un precio entre US$ 67 y US$ 68 el barril uno puede hacer más que el precio de equilibrio, pero no está obligado a perforar en Vaca Muerta. En otros lugares, uno obtiene 75 o aún más. Si no hay ninguna visibilidad de precio, es muy difícil desplegar miles de millones en Vaca Muerta”.
Cara nueva
Javier Iguacel ha reemplazado a Juan José Aranguren como ministro de energía desde mediados de junio, pero los planes del gobierno siguen sin ser claros. Aranguren, un ex CEO de Royal Dutch Shell, fue muy aplaudido por el sector privado por haber elevado las tarifas que pagan los consumidores por la electricidad y el gas natural, lo que le permitió al gobierno disminuir los subsidios en un esfuerzo por contener el déficit fiscal.
Pero el ejecutivo resultó muy impopular entre los votantes, produciendo decenas de tapas de diarios altamente negativas.
La manera en que procederá Iguacel —ingeniero en petróleo que también se ha desempeñado en el sector privado— va a depender del rumbo político que encare Macri, fundamentalmente de cara a la reelección el año próximo. Un acuerdo de precios de clos combustibles maquillado de congelamiento podría servir para calmar las aguas si el gobierno logra contener aunque mas no sea, algunos puntos de inflación, que actualmente supera el 25% anual.