INTERNACIONALES

Las paradojas energéticas del Uruguay

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Pese a las enormes inversiones en modificar la matriz energética, buscar petróleo e intentar desarrollar infraestructura para intermediar en el negocios del GNL, Uruguay tiene los combustibles líquidos más caros del mundo y la energía eléctrica más cara de la región. Miles de millones de dólares se gastaron en modificar la matriz energética pero fueron inútiles a la hora de bajar las tarifas.

Escribe Félix Grandet

Las inversiones en energía eólica han significado un enorme esfuerzo para la población, permite “empuntar” a los molinos eólicos —con contratos de generación bastante altos— por sobre las hidro de propiedad estatal que tienen un costo de generación más bajo y ya están amortizadas.

Aunque es enorme el esfuerzo en desarrollar la energía renovable, el Uruguay sigue importando energía desde Argentina. Este verano fueron unos 150 megavatios (MW). Una compra de este tipo no sucedía desde 2015. La decisión fue producto de la sequía que afectó a parte del territorio oriental y que dejó a las represas hidroeléctricas con el agua por debajo del nivel operativo.

Además a ese escenario se sumó la falta de viento. Así, los  gigantescos  parques eólicos fueron insuficientes para abastecer la demanda energética.

El país también cuenta con centrales térmicas, la mayoría ineficientes. La mas moderna, Puntas de Tigre, que pretendía generar con gas natural, no se puso en funcionamiento.

Según funcionarios de la estatal UTE, resulta más conveniente importar energía de la Argentina que poner en funcionamiento las modera central de Puntas de Tigre.

La directora de la Dirección Nacional de Energía del Ministerio de Industria (MIEM), Olga Otegui, declaró a la prensa local que lo que se procuró con esta importación fue un “manejo oportuno de cuál es la fuente”  alternativa a las térmicas locales. “Argentina nos lo ofreció y nos pareció oportuno aprovecharlo”, añadió.

La misma funcionaria había dicho a fines de 2017 que “Con la foto de hoy no necesitamos incorporar ningún tipo de energía hasta 2023”. Ernesto Elenter, socio de SEG Ingeniería, una consultora especializada en eficiencia energética, afirmó que la “integración energética es buen negocio para todas las partes”

“Creo que hay que quitarnos ese prejuicio de que si importamos energía algo anduvo mal”, sostuvo Elenter. “Por el contrario, si hubo importación de energía y no fue debido a escasez de oferta en Uruguay es que hicimos un buen negocio”, apuntó.

La pregunta que se impone es ¿Porqué entonces se invirtieron 700 millones de dólares en una planta de última generación?

A esta pregunta deberá agregarse otra: ¿porqué a fines de 2017, la compañía coreana Hyundai inició una demanda millonaria contra la estatal uruguaya UTE reclamando daños y perjuicios pasados y eventuales por incumplimientos en la ejecución  de la construcción de la central de ciclo combinado en Puntas del Tigre (San José). La licitación se realizó en 2012. El costo de la obra se estimó en ese año en US$ 529 millones.

En 2016 el gobierno de Tabaré Vazquez —con aprobación parlamentaria— condonó una deuda que tenía ANCAP con el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) de US$ 622 millones y por otro habilitó un préstamo de US$ 250 millones por parte de la Corporación Andina de Fomento (CAF).

A estos dispendios, le falta agregar el déficit producido por Gas Sayago, un improductivo sello de goma que los uruguayos vienen soportando desde hace años.

De la quiebra de Carboclor —otro de los emprendimiento internacionales de Ancap— en el Uruguay, no se habla. Vinculado a ese negocio, la compra de la cadena de estaciones de Sol también por parte de Ancap —gestión  Tierno Abreu y Eduardo Ache— concluyó en 2011 con la condonación por parte del gobierno  “K” de una deuda de  US$ 75 millones a la petrolera Ancap.

Cosas veredes Sancho

La importación desde Argentina sustituyó el despacho de la central térmica de Puntas del Tigre, había dicho a la prensa el gerente de la Administración del Mercado Eléctrico (ADME), Ruben Chaer.

Había explicado, además, que la central térmica que tiene menor costo para Uruguay son los motores de Central Batlle (un costo de generación de US$ 106 por megavatio-hora, MWh). Le siguen las turbinas de Puntas del Tigre (US$ 146 MWh). Argentina, por su parte, ofreció a US$ 120 y por eso fue que las autoridades decidieron recorrer este camino en lugar de prender Puntas del Tigre.

Esta explicación es realmente extraña. ¿Es posible que el despacho con viejos motores diésel sea mas económico que una turbina de última generación?

Cuestionamientos

Algunas figuras relevantes cuestionaron la importación de energía  desde Argentina. El senador colorado José Amorín dijo por twitter  “Uruguay vende a US$ 30 y Argentina a US$ 120, ¡cuatro veces más!”.

El gerente de ADME explicó, sin embargo, que no hay que prestar atención al precio sino al margen de ganancia de la operación.

“Si compramos a US$ 120 es porque el costo de generación en Argentina debiera ser aproximadamente US$ 90/MWh y su margen de ganancia fue US$ 30 y del lado de Uruguay sustituyó la generación de térmica a US$ 146/MWh, por lo cual nuestro margen de ganancia fue US$ 26/MWh”. Se impone nuevamente la cuestión ¿Es más negocio importar? ¿Porqué el costo de generación es más bajo en la Argentina?

Según el funcionario “esto depende de cada mercado. Uruguay o Argentina ponen a disposición del otro recursos que no usará más un margen de ganancia.”

Este, dijo Chaer, varió entre US$ 35, US$ 100, US$ 50, y a partir de 2016 ronda los US$ 30/MWh. En 2016 y 2017 “vendimos mucho excedentes de costo variable nulo (hidráulico, eólico, solar) y de ahí que el precio de venta ronde los US$ 30”, precisó Chaer. “También les vendimos térmicas y en esos casos el costo fue US$ 130, US$ 180, según el costo variable del térmico de que se trate”, añadió.

Proyectos

Pese a este panorama, Uruguay impulsa la importación de automóviles eléctricos, lo que sin duda aumentará la demanda del fluido.

Los incentivos en Uruguay comenzaron a darse desde inicios de 2014, cuando un grupo interinstitucional conformado por los ministerios de Industria, Energía y Minería; de Economía; de Transporte; y de Vivienda, junto a ANCAP, UTE y la Intendencia de Montevideo, comenzaron a experimentar con los vehículos eléctricos, al ver en ellos una oportunidad de aprovechamiento del supuesto excedente de energía resultante del cambio en la matriz energética.

Para la directora nacional de Energía, Olga Otegui, esa complementariedad es la oportunidad que se tiene para incentivar las políticas de transporte eficiente. “Es una forma de decir que tenemos una oferta y tenemos que generar una demanda genuina”.

Paradoja

Según Chaer, los sistemas eléctricos se “apoyan mutuamente” cuando ocurre una emergencia. “Pero hay que resaltar que los intercambios recientes no son por razones de emergencia sino que son puramente de beneficio económico”, planteó. Uruguay podría haber sido autosuficiente, “solo que nos saldría un poco más caro y siempre se busca minimizar el costo de generación”. Es decir pese a la gigantesca inversión realizada por Uruguay para modificar su matriz, hacerla renovable, reducir la dependencia de los hidrocarburos y renunciar secretamente al desarrollo nuclear e incentivando la demanda eléctrica vía automóviles eléctricos, en definitiva seguirá importando energía de fuente nuclear y fósil pagando la población, por la energía, los valores más altos de la región.


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