La industria se encuentra operando al 40% de su capacidad y hay varias plantas que están inactivas hace varios meses
Esquemas para la industria del biodiesel
Lic. Agustín Torroba*
La situación de la industria argentina del biodiesel se encuentra atravesando uno de los peores momentos desde su surgimiento. El mercado externo que fue históricamente el principal destino de la producción, hoy se encuentra en grave crisis motivado por las medidas antidumping tomadas por la Unión Europea y por la abrupta caída de los precios internacionales del petróleo, hecho que ha excluido a los exportadores de los mercados de libre competencia frente al gasoil.
La industria se encuentra operando al 40% de su capacidad y hay varias plantas que están inactivas hace varios meses.
Bajo las condiciones actuales, el mercado interno solo puede absorber un 25% de la capacidad máxima de producción de la industria. La regulación vigente determina que los precios internos del biodiesel son fijados mediante una fórmula que discrimina a los productores en cuatro categorías: pequeños, medianos, grandes no integrados y grandes integrados. Adicionalmente, la Secretaría de Energía fija los cupos que cada empresa destinará al mercado interno. La discrecionalidad en dicho mercado motiva la evaluación de distintas alternativas para redefinir una forma más competitiva y menos discrecional de fijación de precios y cupos.
La primera solución a estas dos preguntas pude ser denominada “de mercado” y apunta a desregular el sector: las reglas serían que cada empresa venda la cantidad que le resulte conveniente al precio que se fije por el libre juego de la oferta y la demanda. Cabe destacar que la demanda es cuasi fija al estar establecida por ley una mezcla de 10% de biodiesel en gasoil. Este esquema sería similar al planteado por la Unión Europea (UE), la cual avanzó en torno a un mercado con referencia de cortes y con precios que tomaban como referencia a Rotterdam donde los precios se determinan entre compradores y vendedores. De este modo, los productores de la UE deben competir contra la paridad de importación del biodiesel (al ser importadores netos de dicho producto). Para el caso argentino, la referencia estaría dictada por la paridad de exportación del biodiesel, al ser un producto exportado en forma neta.
Bajo el esquema “de mercado”, es previsible que la eficiencia de 7 grandes plantas verticalmente integradas, linderas a los puertos de exportación, copen el mercado argentino en su totalidad. Además de su eficiencia y su integración vertical, estas plantas se destacan por su capacidad instalada: pueden casi triplicar los requerimientos internos de biodiesel.
La solución “de mercado”, si bien podría ser eficiente en términos de precios, se plantaría como una alternativa a contramano del “Régimen de Promoción para la Producción y Uso Sustentables de Biocombustibles”, sancionado en 2006 bajo el formato de la ley 26.093. Dicho régimen tendía a priorizar la promoción de las pequeñas y medianas empresas, de productores agropecuarios y de las economías regionales. Bajo este “Régimen” nacieron muchas empresas ubicadas en distintas zonas del territorio federal que probablemente no se hubiesen instalados de no haber sido dictada la ley 26.093.
La solución descripta anteriormente plantearía graves problemas para cerca de 30 empresas de distinto porte (PyMES y grandes no integradas o integradas ubicadas lejos del puerto). Con solo operar a cerca de un tercio de la capacidad instalada, siete grandes empresas integradas linderas al puerto dejarían sin mercado a las restantes 30.
Una opción alternativa, tomando algunos elementos de la experiencia brasilera, se podría basar en el establecimiento de licitaciones diferenciales de acuerdo al grado de cumplimiento de la ley 26.093. El método consistiría en abrir diversas rondas de licitación para abastecer el cupo de biodiesel pero segmentando las licitaciones por tamaño, integración de las economías regionales, etc. De esta manera, las pequeñas empresas regionales competirían por un cupo, las medianas harían lo propio y lo mismo ocurriría con el resto de las segmentaciones que se establecieran.
El esquema brasilero tiene rasgos similares, ya que la determinación de precios es fijado por licitaciones de dos tipos: en la primera se subastan cuotas solo para las empresas que llevan a cabo el “Sello Combustible Social”. Este sello lo obtienen los productores que adquieren su materia prima de determinados agricultores familiares. En la segunda subasta pueden ingresar todos los productores habilitados. A ello hay que sumarle otro elemento que debería ser analizado para el caso argentino y es que la Agencia Nacional de Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles (ANP) fija un precio máximo de referencia ex ante a las licitaciones, cuyos cupos totales se cubren en varias rondas donde los oferentes pueden reajustar de manera competitiva sus precios. De la misma manera, la Secretaría de Energía podría establecer precios máximos como referencias y establecer más de una ronda licitatoria para que las empresas reajusten sus ofertas.
Esta segunda vía, la cual podría ser denominada de “mercado segmentada” debería ser complementada con una política de eliminación de retenciones al biodiesel, instrumento fiscal de escasa recaudación pero distorsivo para el sector. Ello otorgará un horizonte de previsibilidad al sector exportador, permitiendo disminuir la capacidad ociosa, oxigenando al sector castigado por las medidas antidumping de la Unión Europea y la caída de los precios internacionales del gasoil, producto contra el cual compite directamente en varios mercados.
La fijación de reglas con una solución de “mercado segmentado” otorgaría mayor competitividad a los precios del biodiesel, a la vez que permitiría la coexistencia de empresas pequeñas y medianas promocionadas por la ley 26.093. Sin embargo, ello no corregirá el exceso de capacidad instalada ociosa. Para disminuir la misma, un esquema sin retenciones ayudará a colocar los excedentes que el mercado local no puede absorber.
(*) Estudio Montamat y Asociados