La situación política y económica que atraviesa el país impregnó las exposiciones realizadas por varios importantes empresarios de la industria de los hidrocarburos que participaron en los paneles durante la XII Argentina Oil & Gas (organizada por el IAPG), y trasuntaron la incomodidad propia ante la incertidumbre generada por la transición presidencial que culminará en diciembre, pero cuya definición política podrá ocurrir el 27 de octubre si los electores repiten su voto de las PASO.
Más temprano que tarde los responsables de articular el futuro gobierno de la Argentina sumarán a la serie de importantes temas pendientes de resolución el de la futura política para el sector energético, una de las claves para el desarrollo económico y social del país.
Al margen de las simpatías o antipatías que despiertan el actual oficialismo macrista y/o la oposición encabezada por Alberto Fernández, los presidentes y los CEOS de productoras, transportadoras, refinadoras-comercializadoras, y proveedoras de servicios a la industria del petróleo y el gas querrían ver cerrado lo antes posible el paréntesis abierto en agosto y saber cuál será el rol a cumplir por el sector privado y por el Estado en esta actividad.
Apenas algunos de ellos han tenido contactos con alguno de los dos o tres referentes de AF en el área. Por caso Guillermo Nielsen, muy dedicado a Vaca Muerta.
Se trata de una industria capital intensiva, aplicada a proyectos de mediano y largo plazos que requiere no sólo definiciones sino además de acciones articuladas para que, por caso, el desarrollo de los recursos hidrocarburíferos (y energéticos en general) no sigan perdiendo dinamismo como consecuencia de limitaciones en la infraestructura necesaria para su concreción.
Mas acá de las innovaciones tecnológicas aplicadas por la industria en la exploración y producción de yacimientos convencionales y no convencionales de crudo y gas, las empresas aguardan medidas en procura de la estabilización macroeconómica del país y la restauración de expectativas favorables perdidas en los últimos meses por la acción de un gobierno zigzagueante, por decir lo menos.
El congelamiento de precios para combustibles y para el crudo local se está derritiendo, y no parecen estar dadas las condiciones para que Energía avance con ninguna licitación de obra. Por caso del gasoducto troncal Vaca Muerta-Saliquelló, administrativamente postergado hasta noviembre.
En el transcurso de las jornadas de la Oil&Gas fue notorio un clima de incertidumbre entre muchos asistentes, imprevisible cuando comenzó a organizarse la exposición. Hubo pocos funcionarios y casi ningún referente político del posible nuevo gobierno.
Alejandro Bulgheroni, Chairman de Pan American Energy, sostuvo que “en el sector necesitamos políticas de Estado, no de gobiernos”. Con mucha experiencia acumulada, abogó por generar consensos básicos para encarar la nueva etapa.
“Hace algunos años discutíamos si éramos un país petrolero o un país con petróleo, y hoy no sólo no necesitamos importar más para cubrir el mercado interno sino que estamos en condiciones de exportar hidrocarburos, lo que traerá beneficios al país, más allá del negocio petrolero”, puntualizó.
Bulgheroni hizo hincapié en que, en lo inmediato, PAE concentrará sus esfuerzos en la producción de petróleo –convencional y no convencional- antes que en la de gas natural en razón de la falta de infraestructura en transporte del fluído.
Apeló al antecedente de los Estados Unidos y la explotación no convencional para señalar que “siempre hay un desfasaje entre las obras de infraestructura y los trabajos de desarrollo de yacimientos” que se va corrigiendo.
Puso más énfasis en remarcar que “para desarrollar Vaca Muerta hacen falta condiciones de largo plazo (contractual), tomando como referencia el precio internacional del gas, y respecto a la posible instalación de una planta conversora de gas natural en Gas Licuado (GNL) señaló que “lo miro como un proyecto a cinco años, que debería estar anclado con el tomador del gas a través de contratos a 20 o 30 años“. En este sentido, consideró que China y otros países asiáticos deberían ser esos principales tomadores.
Pocas horas antes, y en este mismo escenario, el CEO de YPF, Daniel González, había comentado la decisión de “focalizar nuestras inversiones durante al año próximo en el desarrollo de petróleo habida cuenta que hoy hay un exceso de oferta de gas durante 6 a 8 meses del año y falta desarrollar la infraestructura necesaria para su evacuación hacia los centros de consumo interno, y para su exportación”.
Gonzalez aludía al sistema de gasoductos troncales, y también a la viabilidad de la producción local de GNL para su colocación en terceros mercados, proyecto que YPF impulsa desde el año pasado.
El CEO de la petrolera de mayoría accionaria estatal estimó al respecto que “faltan no menos de 12 meses para poder definir las características del proyecto y la inversión necesaria para su realización. Tenemos que asegurarnos que los números den precios razonables para instalar una planta que requiere una inversión no menor a los 4 mil millones de dólares, pensada para exportar GNL todo el año”.
Lo escuchaba el Presidente de YPF, Miguel Gutierrez, quien remarcó que “hay más de una compañía interesada en acompañarnos en este proyecto”.
Por su parte, y acerca de las perspectivas para el desarrollo de Vaca Muerta, el Director Ejecutivo de Pampa Energía, Horacio Turri, señaló que “los planes están, hay una oportunidad para el país, y se requiere estabilidad de reglas, por caso en materia fiscal y de señales de precio, que permitan invertir con la certeza de que se van a cumplir”.
Asimismo, refirió que “no tener la infraestructura necesaria en las zonas de producción y aledañas para la instalación de la gente que trabaja en los campos retrasa las inversiones”
En el mismo orden, Daniel De Nigris, Country Manager de ExxonMobil en Argentina, como “muy importante que en el largo plazo se mantengan estables las condiciones macroeconómicas y operativas (por caso laborales en el sector) para que mejore el acceso a los mercados internacionales de crédito”. “Estabilidad del marco regulatorio para el desarrollo del capital”, agregó.
El directivo refirió que el diseño de los proyectos de la compañía en la Argentina contemplan “un portfolio robusto, capaz de adaptarse a cualquier escenario y no quedar prisionero de un solo hidrocarburo”, apuntando de este modo al desarrollo de shale gas y shale oil dado que, afirmó, “no sabemos bien cual será el futuro del mercado”.
En cuanto al GNL, De Nigris destacó que, por sus características, se trata de proyectos que implican una fuerte inversión inicial hundida, de modo que se torna necesario generar contratos de venta de largo plazo para hacerlo viable”.
El presidente de Shell Argentina, Sean Rooney, también aludió a la condición de “contar con una economía estable para viabilizar las inversiones necesarias en el sector”.
Destacó las condiciones geológicas de la formación Vaca Muerta, “igual o mejor que la Permian” (en Estados Unidos) donde también opera Shell, pero planteó que “falta la infraestructura de gasoductos necesaria para transportar y exportar GNL en base a contratos de suministro por 20 años“.
Rooney se manifestó interesado en develar el ”misterio” de “por qué la Argentina todavía no desarrolló campos off shore”. Elogió la Ronda licitatoria de áreas realizada por el gobierno actual, donde Shell se adjudicó dos áreas en la cuenca norte del mar continental, y dijo que en la fase exploratoria se aplicarán nuevas tecnologías para ver que resulta en los próximos años.
Thilo Wieland, responsable para Argentina de la alemana Wintershall también participó de la Oil&Gas y sobre un posible cambio de rumbo en materia económica de la Argentina a partir del 10 de diciembre, manifestó en rueda de prensa que “esperamos un marco económico estable y mejoras en las condiciones comerciales, especialmente en tiempos difíciles. Argentina dispone de recursos abundantes, tanto offshore como onshore y sentimos un profundo apego al país”.
Manfred Boeckman, director de Wintershall Dea Argentina, sostuvo que las decisiones de inversión “requieren un contexto político y económico previsible y acá hay cierta incertidumbre”. A mediados del año entrante evaluarán la situación antes de definir sus inversiones para el mediano plazo en los bloques Bandurria Norte y Aguada Federal en Vaca Muerta, donde son operadores.
La crisis económica y social, el elevado endeudamiento interno y externo, la volatilidad cambiaria, y la inflación creciente serán herencia y condicionan desde el arranque al futuro gobierno argentino. Se trata de varias cuestiones esenciales, otras importantes, todas urgentes.