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El juego geopolítico del petróleo

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El juego geopolítico del petróleo

Los hechos más dramáticos de la historia han influido menos en el precio de crudo que los conflictos marginales, muchas veces en países que no son productores.

 

*Aldo Bianchi Alzugaray

Conocer de antemano el comportamiento del precio futuro del petróleo es como tener la bola de cristal. Está probado que la información disponible públicamente sobre reservas, demanda y producción no sólo no ayudan a la predicción sino que en ocasiones, confunde.

Para el ejercicio del poder, los geoestrategas entienden que el control de los hidrocarburos es tan importante como el poder ofensivo y no es posible permitir que quede en la imprevisible mano de la oferta y la demanda.

Si partimos de esta premisa la conclusión necesaria es que, sin conocer de antemano las acciones políticas, resultará imposible predecir el precio.

Una rápida revisión a los archivos periodísticos sobre alzas y bajas, mostrarán la utilización sistemática de clisés periodísticos del tipo “el conflicto de Medio Oriente amenaza interrumpir suministros” o “el nuevo régimen amenaza la paz de en Medio Oriente” para explicar las variaciones en el precio del crudo.

Basta con observar la evolución histórica del precio del barril y contrastarlo con los hechos más trascendentales y trágicos de la historia reciente (Iª y IIª Guerra Mundial, nacionalizaciones de Irán y Venezuela, Guerra de Viet Nam,) para percibir que no fueron los conflictos más encarnizados los que lograron imponer variaciones importantes en los precios, más bien parecen una invención vinculada con la “era de los medios”.

En 1990, cuando el crudo de Irak dejo de fluir a los mercados, los precios se desplomaron. Cuando en 1987 la Opep decidió “cuotificar” la producción para intentar regular el mercado, el precio también cayó.

Recientemente, Arabia Saudita lanzó ataques en Yemen contra los rebeldes chiítas hutíes que derrocaron al gobierno pro árabe, apoyado por otros países productores como Sudán y Egipto. Yemen no exporta petróleo, lo que produce –unos 120.000 Bb/d– son insuficientes para su consumo, por lo que importa unos 30.000, mientras que sí exporta unos modestos 20 Mmm3/d de LNG. Sin embargo este hecho ha impulsado el precio internacional del crudo casi un 5%.

Prognosis

Hasta los primeros días de octubre del 14, continuaban los vaticinios de un posible incremento del precio del crudo. En abril de 2014, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y la OCDE, centraban su preocupación en la alta probabilidad de aumentos. Atribuían el pronóstico a la posible disolución de alguno de los Estados en Medio Oriente con la consecuente reducción de oferta, al mantenimiento de la demanda en China y Europa y a la disminución de la exploración.

Pero la realidad es terca y a contrapelo de los antecedentes históricos, los conflictos que asuelan a la región productora más rica del mundo, no han logrado que el precio vuelva a recuperarse. Pero ¿Cómo se explica que luego de seis años de recesión en Europa y EE.UU. el crudo haya mantenido el precio en niveles tan altos? ¿Cómo es posible que no se percibiera antes que las reservas mundiales no paran de crecer desde 2007? ¿Cómo se explica que, si EE.UU. y Europa comienzan a salir de la crisis y a aumentar la demanda, los precios se desmoronen? ¿Recién ahora se descubre que el nivel de emisión del dólar es astronómico y que triplica al PBI mundial?

Seguramente el lector experto podrá agregar muchas preguntas al cuestionario. Por lo visto, es válido concluir que el precio internacional del crudo no lo fija la oferta y la demanda sino intereses geopolíticos y estratégicos.

Casus belli

En principio, podemos mencionar dos causas principales que motorizan las acciones políticas internacionales de los EE.UU.: el control de las reservas y la hegemonía internacional del dólar. Pero, ¿Porqué Arabia Saudita castiga sus propios intereses negándose a ralentizar la producción para bajar el precio?

Los árabes también tienen su esfera de poder en Medio Oriente y necesitan mantener bajo control a sus mercados. Rusia avanza en la región con el desarrollo de rutas energéticas (gasoductos y liquefacción) que amenazan con el cese de compras a Riad.

Sin embargo pese a la reedición de los conflictos, –bombardeos de la OTAN al régimen de Bashar Al Assad, a Iraq, los atentados de ISIS, los ataques de rebeldes en Ucrania, los ataques aéreos de la aviación iraní sobre territorio iraquí, los conflictos en el delta del Níger o los ataques a los rebeldes yemeníes– no se ha logrado mantener alto el precio del crudo. Ni siquiera el decreto del presidente Barack Obama que declaró a Venezuela “amenaza inusual y extraordinaria” movió el amperímetro del Brent y WTI.

La danza de los siete velos

En 2014 trascendió a través de la prensa norteamericana (Wall Street Journal) un informe sobre el acuerdo secreto pactado entre EE.UU. y Arabia Saudita y firmado por el secretario de Estado John Kerry y el Rey Abdullah bin Abdulaziz Al Saud –fallecido en enero– con el objeto de derrocar al régimen del presidente sirio Al-Assad acusado de apañar al Islamic State of Iraq and Syria, también conocido como ISIS.

En el informe publicado por el matutino se señala que hubo “meses de trabajo entre los Estados Unidos y los líderes árabes, quienes coincidieron en la necesidad de cooperar contra ISIS, pero no quedó establecido el cómo ni el cuándo. Durante las conversaciones los saudíes obtuvieron el compromiso de Estados Unidos para reforzar la formación de los rebeldes que luchan contra Assad, cuyo derrocamiento es una prioridad para los sauditas”.

El acuerdo secreto –sugestivamente firmado el 11 de septiembre de 2014– sólo sería un velo para cubrir el verdadero acuerdo secreto. El mismo consiste en bajar artificialmente el precio del crudo y de este modo afectar a la repotenciada Rusia, la mayor amenaza a la alicaída hegemonía de los EE.UU. y de paso, a otras economías no muy amigas de la Unión –como Irán, Venezuela, Ecuador– y otras medio amigas, como Brasil.

Colateralmente se afecta también a los proyectos de producción de energías alternativas, eólica, solar, biomasa, biodiésel, nuclear y carbón descuajeringando los presupuestos del mundo entero.

Según el WSJ, la maniobra fue posible mediante operaciones de descuento realizadas por los saudíes. Dichas operaciones estarían coordinadas por el Tesoro de EE.UU., a través de su Oficina de Terrorismo e Inteligencia Financiera, en cooperación con un puñado de “players” de Wall Street, que controlan el comercio de los derivados del petróleo.

Cabe recordar que para mantener los precios, en 1985 Arabia Saudita, recortó su producción. En aquella oportunidad Riad pasó de producir 10 MMb/d de barriles en 1980 a menos de 4 MMb/d en 1985. Tras duras advertencias de EE.UU. primero y un buen ofrecimiento después, los saudíes aumentaron la producción, el precio se desplomó y se convirtieron en los principales aliados islámicos de EE.UU., desairando así a Moscú, aliado hasta entonces.

El acuerdo hundió el precio del “Arabia Light” por debajo de u$s 10 dólares, con el consiguiente deterioro de la economía de la ex URSS y de Iraq, lo que contribuyó a la caída de ambos regímenes.

Ex cursus

En 1980 Saddam Hussein presidente de Iraq salió de shopping. Con el barril a 40 dólares, (unos 100 de los actuales) gastó una enorme cantidad en armas de todo tipo incluyendo químicas, como gas sarín y agente mostaza, para usarlas contra su vecino persa. Tras el fin de la guerra en 1988, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró que Iraq fue el único que usó armas químicas, pero los EE.UU. impidieron al organismo la condena, derogando la Resolución 598 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Luego en 2003 y factura de venta en mano, invadieron Iraq en busca de ellas, pero nunca las encontraron.

Conservar el verde

EE.UU. apunta a mantener al dólar como moneda de intercambio del comercio mundial, donde el petróleo ocupa alrededor del 60% del total. Irán, Rusia, Venezuela e Iraq han intentado cotizar sus reservas en otra moneda diferente al dólar. Irán intenta desde 2006 negociar en “petroeuros” el combustible entre los países industrializados y en vías de desarrollo.

En 2003 Iraq celebró contratos de exploración con Total fina ELN, Lukoil y China Nacional Petroleum Compaña, todos en euros y con empresas de países con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, meses después fue invadida ante la mirada atónita de chinos, alemanes y franceses.

El 10 de mayo de 2006, el presidente ruso Vladímir Putin, anunció la creación de una Bolsa Petrolera en rublos para vender petróleo y gas, con el propósito de convertir al rublo en una moneda internacional apta para pagar todo tipo bienes y mercancías.

Con este proyecto, el rublo entraría a competir con el dólar y el euro como moneda de reserva internacional. Según el Banco Central de Rusia, hasta 2006 el 70% de las reservas en moneda extranjera de Rusia eran en dólares, mientras que el 25% en euros.

Pero fue desplazando sus reservas internacionales a euros; la distribución final quedó así: 50% en dólares, 40% en euros y un 10% en libras esterlinas. Con la caída de los precios, Rusia devaluó el rublo un 50%, recortó subsidios y salió a cobrar deudas vencidas. China también busca amortiguar la volatilidad del mercado de divisas mediante una serie de acuerdos monetarios –como el celebrado con Argentina– y ha contribuido a crear el banco Brics, con un capital de tan sólo US$ 100.000, claro que el monto y la moneda podrían cambiar en menos tiempo en el que se tarda decidir un bombardeo.

Si el dólar dejase de ser la moneda de intercambio del comercio mundial, sobre todo en el comercio de petróleo, el Tesoro de Estados Unidos se enfrentaría a una catástrofe financiera. Si el uso de otras monedas se generalizase con el actual nivel de deuda nacional estadounidense, el valor del dólar caería al sótano.

Imaginemos por un segundo si China y Japón se desprendiesen de sus tenencias en Bonos del Tesoro norteamericano con el objeto de comprar crudo, sería una catástrofe.

El misterio del turbante

Arabia Saudita soporta la parte económica del pacto. Algunos analistas sostienen que los saudíes necesitan que los precios del barril se ubiquen en los u$s 85 en el largo plazo. Tal vez exageran.

Pero desde el punto de vista financiero los saudíes no tienen problemas: tienen una alcancía que se estima entre u$s 700 mil millones y un billón y medio, por lo que podrían atravesar el más árido de los desiertos financieros.

El acuerdo estaría complementado por algunos “hechos del mercado”. Aparentemente, desde 2011, Arabia Saudita vendría colocando mayores cantidades de crudo que las difundidas en los medios especializados.

Por eso la Energy Information Administration desde 2010 no informa datos de exportación de crudo del Golfo. Además esas ventas se habrían realizado a precios menores de los informados lo que viene trayendo aparejada una sorda guerra interna en la OPEP.

La EIA estima que los países miembro de la OPEP, con exclusión de Irán, obtuvieron ingresos cercanos a los US$ 700 mil millones por exportaciones netas de petróleo en 2014, una disminución del 14% respecto del 2013. De mantenerse los actuales precios –que rondan los US$ 50– la agencia calcula que los ingresos podrían reducirse en 2015 a US$ 446 mil millones.

Según publicó en 2014 The Wall Street Journal, el presidente de la OPEP, el libio Abdalla Salem El-Badri ha reconocido que la caída del precio del petróleo en los últimos meses forma parte de una estrategia para dejar fuera del mercado al fracking de EEUU. “A este precio, dejaremos fuera del mercado a el 50% del shale gas”, aseguró Salem El-Badri en una conferencia en Londres sobre petróleo y dinero.

A confesión de parte

Según Rasad Avanti, presidente del Instituto de Políticas petroleras de Arabia Saudita con sede en Riad, la baja de los precios es provocada deliberadamente por los saudíes para presionar sobre los programas nucleares de Irán y Rusia y para que éste último ponga fin al apoyo a Bashar Al-Assad en Siria.

Dos pájaros de un tiro ¿o tres?

Que el presidente sea liberal, negro y se llame Barack Hussein Obama II fue, para las clases conservadoras norteamericanas una carga bastante incómoda de sobrellevar. Pero lo que no han tolerado, son las políticas exteriores blandas con intentos de acercamiento pacífico a los estados musulmanes, Rusia, Venezuela, Cuba e Irán y la tibieza en las relaciones con otros estados considerados “no amigos” de la unión.

Si a esto se le suma la intención de Obama de aumentar los impuestos a los millonarios y a las petroleras para reducir el déficit, financiar el plan Medicare –algo así como “medicina para todos”– el intento por reducir el gasto militar y la políticas que favorecen a los inmigrantes, encontraremos una explicación al revés electoral de 2014, donde los republicanos y el Tea Party alcanzaron la mayoría en el Senado y la Cámara de Representantes, desplazando a los demócratas y controlando, además, 36 de los 50 estados.

Es por eso que algunos observadores sutiles consideran que la movida del presidente Obama tiene por objeto recuperar la iniciativa política internacional, pero también afectar a los intereses de los republicanos que tienen una importante fuente de financiamiento en los hidrocarburos.

Como si fuera poco, el presidente Obama emitió nuevas normas sobre las prácticas de “fracking”, tratando de establecer un estándar nacional. El Departamento del Interior estima que el cumplimiento de la nueva normativa tendrá un costo de US$ 11,400 por cada perforación, mientras miran de reojo el precio del millón de BTU que el spot Henry Hub está hoy en US$ 2,75 y en descenso.

En Europa consideran que la sorpresiva baja del precio del crudo es una mala noticia. Un barril de crudo por debajo de US$ 60 provocará un descalabro en el sistema de subsidios energéticos y paralizaría los miles de proyectos energéticos de fuentes alternativas que están en marcha. Además impulsará el índice de precios a la baja, cuando lo que se busca es lo contrario, elevarlo para escapar de la actual deflación.

La CEE –que supone el 25% del PIB mundial– viene sufriendo mini recesiones, empujadas por el banquero de la UE, Alemania, que tozudamente sigue exigiendo al resto de los miembros de la comunidad política austeridad en el gasto, mientras bajan las exportaciones industriales y crecen el descontento y los conflictos sociales.

Joropo venezolano

Venezuela recortó a la mitad el envío de crudo bajo condiciones preferenciales a Cuba y los demás países miembros de Petrocaribe.

En 2012 Venezuela envió 400 Mb/d de petróleo, pero en 2015 los redujo a la mitad. Cuba recibe actualmente 55 Mb/d, la mitad que en 2013, la reducción de las entregas a Cuba es más importante que las de los otros países beneficiarios de la generosidad venezolana, dado que a diferencia de los países miembros del programa Petrocaribe, que al menos pagan una porción de las entregas, La Habana no desembolsa pagos en efectivos por el intercambio.

Por estos días la República Bolivariana vuelve a retomar la idea de desprenderse de los negocios internacionales, fundamentalmente de Citgo para obtener ingresos. Algunos augures prevén que en Venezuela se profundizará el desabastecimiento de productos básicos y con la consiguiente caída de Maduro.

La conexión siria

En julio de 2011, los gobiernos de Siria, Irán e Iraq firmaron un acuerdo de integración energética de ribetes históricos, que pasó desapercibido en la prensa internacional. Proyectaron un gasoducto, a un costo calculado en US$ 10 mil millones que se construiría en tres años e iría desde el puerto iraní de Assalouyeh cerca del campo de gas South Pars en el Golfo Pérsico a Damasco, Siria, a través de territorio iraquí.

El gasoducto podría consolidar un espacio geopolítico estratégico que se extendería desde Irán a Iraq, Siria y Líbano que, si se construyera, formaría un cordón umbilical de acero que uniría al mundo chiíta. Ni los saudíes ni los norteamericanos quieren esa integración energética. Si el proyecto fracasa los saudíes recuperarían el mercado sirio, cuya producción de petróleo cayó de 519 mil barriles diarios en 2004, a poco menos de 75.000 en 2013.

Rusos go home

Washington considera que el gas natural se ha convertido en la “energía limpia” del siglo XXI y la UE es el mercado de mayor crecimiento del mundo para el gas.

Por eso quiere romper la dependencia de la UE con Gazprom para debilitar a Rusia y así mantener el control de abastecimiento a la UE por medio de productores supeditados a sus designios, como Qatar, que ocupa el tercer lugar en reservas de gas natural, detrás de Rusia e Irán.

Los qataríes operan a la sombra de los árabes y son hoy los mayores exportadores mundiales de GNL, principalmente a Asia. Pretenden el mercado de la UE y el proyecto del sirio Al-Assad representa un obstáculo real.

Arena en los ojos

En 2009 Qatar se acercó a Bashar Al-Assad a proponer la construcción de un gasoducto desde el campo al norte de Qatar a través de Siria a Turquía y la UE. Assad rechazó el proyecto aduciendo la existencia de relaciones contractuales de Siria con Rusia y Gazprom.

Esta negativa, junto con el acuerdo del gasoducto Irán-Iraq-Siria en 2011, saudíes y qataríes apuntaron contra Al-Assad, financiando a los terroristas de Al Qaeda, fanáticos yihadistas dispuestos a matar alauitas y chiíes “infieles” por US$ 100 al mes y una Kalashnikov a pagar en cuotas.

Las mil y una

Mientras John Kerry visitaba Arabia Saudita el 11 de septiembre, la revista Times publicó declaraciones de miembros del Departamento de Estado: “Gracias al generoso apoyo financiero del reino de Arabia Saudita a los fundamentalistas suníes salafistas ayudaron a crear al-Qaeda. Arabia Saudita creó el monstruo que es el terrorismo salafista”, dijo Ed Husain miembro de Consejo de Relaciones Exteriores.

Algunos sugieren una responsabilidad directa: el presidente del Comité de Inteligencia del Senado ex Bob Graham cree que “había una línea directa entre al menos algunos de los terroristas que perpetraron los atentados del 11 y el gobierno de Arabia Saudita.”

¿Hasta cuándo?

Con el diario del lunes, todos explican el partido. Los operadores del mercado y los expertos financieros comienzan a destacar el efecto beneficioso que tendrá el descenso del precio siempre que dure un tiempo prolongado. El problema es que nadie se atreve, al menos por ahora, a formular un pronóstico firme sobre lo que pueda ocurrir con los precios en el mediano plazo, habida cuenta de la extremada inestabilidad y de los bruscos virajes que experimentan actualmente la política y la economía mundiales.

Por aquí, el único en arriesgar un pronóstico fue Paolo Rocca, presidente de organización Techint, líder mundial en fabricación de tubos sin costura para la industria petrolera. Rocca dijo que “el precio del petróleo se ubicará entre 60 y 70 dólares por barril durante el próximo año o año y medio.” En el caso de que la actual tendencia a la baja del valor del petróleo se mantenga o profundice, se producirá un traspaso de recursos desde los países productores a los consumidores. Ahora bien si funcionase la mano invisible del mercado, ese flujo de cientos de miles de millones de dólares al bolsillo debería empujar la demanda mundial al alza y, por esta vía, incidir sobre la producción, generando un cierto aumento del PIB global… y del precio del crudo.

Según las estimaciones de la OPEP, los productores “fracking” necesitan un barril entre los 90 y los 100 dólares para que sea rentable la producción. Cifras muy superiores a las que exponen los productores de shale gas en EE.UU. que colocan en entre 50 y 60 dólares el precio que necesitan para que estar dentro del mercado. Los yacimientos declinan rápido y la economía de los EE.UU. requiere no sólo de energía, sino de una fuerte participación en el comercio y en el control de las finanzas internacionales.

“La caída de los precios aún no ha empezado a surtir efecto en la economía”, asegura el presidente de la OPEP, Abdalla Salem El-Badri, ya que “los productores de shale gas se han protegido en el corto plazo ante el precio barato. Pero el año que viene (2015) el escenario cambiará y será entonces cuando se va a ver sufrir de verdad al fracking”, asegura el presidente de la OPEP.

El alza del dólar

Si los precios continúan a la baja, los países productores de materias primas verán desestabilizados sus previsiones presupuestarias y estarán obligados a recurrir al financiamiento internacional impulsando las tasas al alza, cosa que sino sucedió aún, es porque la Reserva Federal ha decidido no levantar el pie del freno.

Argentina

En lo primero en que se piensa es en la posibilidad de que se congele Vaca Muerta. La incertidumbre radica en qué nivel de precios será el mínimo para hacer rentable su desarrollo y explotación. Según trascendidos el piso del precio podría ubicarse por encima de los US$ 75, si el valor del crudo fuese inferior y se le sumara una eventual suba de la tasa de interés, el flujo de divisas verdes podría frenar el proyecto.

Debe tenerse en cuenta también, que la caída de precios produce una reducción de los costos de exploración y producción por aumento de la oferta de bienes de capital para esos destinos. De todos modos debemos considerar que los costos de producción de shale son inferiores a los que se desembolsan en EE.UU. y si en el norte el shale es rentable, aquí debería serlo, claro que con un riesgo político mayor.

Si los precios continuaran cayendo y se mantuviesen bajos por un periodo prolongado –esto es, unos 4 o 5 años podrían frenarse otras grandes inversiones, además de Vaca Muerta, como Atucha y las hidroeléctrica Cepernic y Néstor Kirchner.

Con los actuales precios, es posible prever una reducción de las ventas al exterior de biodiésel, por eso el precio de la soja es la gran incógnita. Aún falta ver sobre la marcha, el impacto de la baja del crudo en China, el mayor demandante de alimentos del mundo.

Ninguno de los operadores consultados prevé una caída en los precios que paga el público por los derivados, si bien una baja en los valores internacionales del crudo debería arrastrar a la baja al resto de los energéticos. Si el barril baja y los precios internos no se modifican, significará una mejora en el spread del mercado interno, lo que hace más atractiva las condiciones de inversión.

Pareceres

Hay una corriente de opinión que entiende que es el momento de acoplar el mercado interno con el internacional y otra que cree que es más conveniente mantener el actual estado de cosas e impulsar una compensación a las petroleras para mantener el clima de negocios. Es decir, mantener el control de los precios internos para evitar disminuir los ingresos fiscales.

 


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