Transcurrido un mes desde que la Secretaría de Energía recibiera cinco propuestas para el tendido de un gasoducto troncal que permita ampliar la capacidad de evacuación del gas producido en los yacimientos no convencionales de Vaca Muerta, en Neuquén, el secretario Gustavo Lopetegui se limitó a anunciar que el proyecto será licitado “a mediados de junio” próximo.
El objetivo seguiría siendo “adjudicar la construcción del ducto a finales de agosto”, pero sería sólo en su primer tramo, entre Neuquén y Salliqueló, en el noroeste de Buenos Aires.
Un segundo tramo del caño llegaría hasta San Nicolás (norte bonaerense) en el límite con Santa Fe, para proveer gas al Noreste del país. Su plazo de realización es impreciso.
La obra completa demandaría un costo del orden de los 1.500 millones de dólares, su primer tramo alrededor de 700 millones, pero en cualquier caso la clave es el financiamiento, con un dólar a 46 pesos y volátil, y una tasa de Riesgo País para las operaciones de crédito que supera los 900 puntos básicos.
Hace casi cuatro semanas Lopetegui se refirió a un esquema financiero dividido en tres tercios: Un tercio sería con recursos prestados por el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSES, otro tercio con inversiones a cargo de las empresas productoras de gas en la región, y el último tercio con recursos de la estadounidense Corporación para la Inversión Privada en el Extranjero (OPIC).
A la fecha, el gobierno no ha oficializado nada al respecto, la coyuntura económica y financiera es muy complicada y es claro que los únicos recursos con los que cuenta son los del FGS.
Incluso trascendió que, por resolución o por un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), podría decidirse activar la licitación sólo del primer tramo poniendo a la Compañía Administradora del Mercado Mayorista de la Electricidad CAMMESA como tomadora o compradora, a largo plazo, de capacidad de transporte en el nuevo ducto, que estaría en manos de una nueva licenciataria operadora y para el cual se aplicaría un esquema tarifario específico.
El pago de la inversión en el ducto sería con los ingresos provenientes de contratos en firme con productoras del gas a transportar y con las compañías generadoras de electricidad que utilizarán este insumo en reemplazo de combustibles líquidos.
Ni fuentes oficiales, ni empresarias muy interesadas en el proyecto consultadas por E&N confirmaron la versión.
El objetivo es eliminar el actual “cuello de botella” que atraviesa la actividad de producción en Vaca Muerta por cuanto los ductos existentes están al límite de su capacidad, llegar con el gas a Buenos Aires y al Litoral, y desplazar al GNL importado. Incluso, producir GNL en el país para su exportación desde el puerto de Bahía Blanca utilizando el caño troncal Neuba II .
Otro objetivo es antes político, y refiere al sumo interés que tendría el presidente Mauricio Macri de anunciar esta obra en plena campaña electoral.
Lopetegui no identificó a las empresas interesadas en construir del gasoducto, pero se confirmó que dos de ellas son TGN y TGS, hoy a cargo de los sistemas nacionales de transporte troncal del gas natural que, en la Cuenca Neuquina, tiene por principales productores a YPF, Tecpetrol (Techint), Pluspetrol y Pampa Energía.
Pampa e YPF avalan la propuesta de TGS, mientras que Tecpetrol respalda la iniciativa de TGN.
A estas dos transportadoras troncales, cuyas propuestas ya publicó Energía & Negocios en sus aspectos básicos (prefieren la reserva de detalles), se sumó la realizada por el Grupo argentino-mejicano Fyresa–Velitec S.A.
El grupo presentó dos propuestas o anteproyectos para un nuevo gasoducto Neuquén – San Nicolás, y afirma que cuenta con financiación para el costo total que demandan. Se trata de una “obra llave en mano”, puntualizaron.
La primera propuesta contempla el tendido de un ducto que se conecte en la Planta Tratayén, (Neuquén) con un diámetro de 36 pulgadas y continúe con una traza directa hasta la Planta Compresora Saturno, en la Provincia de Buenos Aires. Desde esa interconexión con el sistema existente, continúa la traza hacia San Nicolás, con un caño de 30 pulgadas de diámetro.
Tiene una extensión total de 1.000 kilómetros y respecto a la capacidad de transporte nominal se estima que podría alcanzar un máximo de 40 millones de m3/día, con la instalación de 6 plantas compresoras en su recorrido. En su primera etapa se prevé contar con una capacidad de transporte de 10 millones de m3/diarios que se iría potenciando conforme vaya evolucionando la demanda.
El Monto estimado de la inversión en este proyecto es de U$ 1.200 millones, con un plazo de ejecución de 1 (un) año.
Una segunda propuesta presentada por el mismo grupo empresario consiste en la construcción de un nuevo gasoducto que vincule la Planta Beazley, ubicada en la traza del ducto Centro-Oeste, en San Luis, con la Planta Deán Funes, ubicada en Córdoba. Este gasoducto se construiría con un diámetro de 30” para todo su recorrido y su extensión sería de 530 kilómetros.
Este caño reforzaría la llegada de gas del Noroeste hacia los centros de consumo de Córdoba y el Litoral, su capacidad inicial de transporte sería de 5 millones de m3/diarios y con tres plantas compresoras, se elevaría a 10 millones de m3/diarios. En este caso el monto estimado de la inversión es de U$ 530 millones, con un plazo de ejecución de 8 meses.
Velitec SA, es de origen Argentino dedicada a la realización de proyectos, dirección y ejecución gasoductos, oleoductos e instalaciones de superficie. En la actualidad participa de la ejecución de gasoductos y plantas compresoras en la provincia de Córdoba, y este año tomó el control de SP-Argentina, empresa de servicios petroleros con bases en Neuquen, Chubut y Santa Cruz.
Fyresa, en tanto, es una empresa de origen mexicano dedicada a la ingeniería, financiamiento y construcción para la industria de Oil & Gas. Tiene más de 100 obras terminadas (poliductos, estaciones de compresión y baterías), tanto para el sector privado como para Estados de la región.
En diálogo con Energía & Negocios sus representantes destacaron que Fyresa “tiene créditos pre-acordados” con instituciones bancarias mexicanas para el financiamiento de obras vinculadas al desarrollo de infraestructura, como es este gasoducto.
En su esquema de financiamiento proponen armar un fideicomiso en el cual también se integrarían aportes del FGS de la ANSES “como herramienta complementaria” (garantía).
Este consorcio propuso realizar las obras “mediante el sistema de pre-financiamiento o sistema alemán, en el cual no hay que desembolsar una cantidad mes a mes según la ejecución realizada, sino que al adjudicatario de la obra se le paga el importe cuando finalice los trabajos”.
La estructura tarifaria prediseñada para estos anteproyectos del Grupo revela que “las tarifas estarán calculadas y expresadas en dólares estadounidenses durante toda la vigencia del contrato, y que se ajustarán semestralmente en función de un índice de precios de los Estados Unidos, a definir de común acuerdo”. “Se aplicarán las revisiones de los factores de inversión y eficiencia prevista en la Ley 24.076”, señalan.
La licencia requerida tendrá una duración de 35 años, con una extensión posible de 10 años, y el costo de capital será recuperado a partir de los cargos por reserva firme de capacidad de transporte.
En su presentación este grupo remarcó que “dada la delicada situación macroeconómica del país se hace muy complicado y riesgoso calcular tasas de interés para un negocio de largo plazo, así como los precios de los costos esenciales de estos anteproyectos. Estimaron que el costo de transporte firme para estos nuevos gasoductos se ubicarían en el orden del U$ 1,5-2 el MBTU”.
El Secretario de Energía puntualizó en los últimos días que una de las claves para la realización de este proyecto pasa por el costo financiero. De hecho realizó gestiones en los Estados Unidos en procura de fondos vía OPIC, y refirió que resulta esencial bajar la elevada tasa de riesgo país que afronta la Argentina, lo que hasta ahora no se ha logrado.