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CECHA informó “meseta” con baja de 25% en ventas de naftas y gasoils

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Los expendedores de combustibles nucleados en la confederación CECHA  se interrogan acerca de si el amesetamiento de las ventas registrado en los tres últimos meses, y que representa una merma del 25 por ciento respecto del volumen previo a la pandemia del Covid-19,  acaso se constituya en una “nueva normalidad” para la demanda de naftas y gasoils en el mercado local.

 Al respecto, expresaron una fuerte preocupación por la no continuidad del repunte  de las ventas anotado tras la brusca caída de abril y mayo, en el arranque de la Pandemia y la consecuente cuarentena preventiva que persistió en ese período.

La paulatina reapertura de actividades bajo protocolos específicos reactivó la demanda, pero ésta   hoy se mantiene  25% por debajo de los niveles prepandemia y se teme que este sea el nuevo volumen de ventas normal, con el cual “ muchas estaciones no llegan a cubrir costos operativos”, advirtió Gabriel Bornoroni, presidente de la entidad empresaria.

“Por tercer mes consecutivo las ventas de combustibles a nivel nacional se mantuvieron estancadas, cortando la recuperación”, señaló.

Un  informe presentado por la Confederación de Expendedores , confeccionado por Economic Trends con información de la Secretaría de Energía, detalló el impacto que tiene el Covid-19 en la venta de combustibles, y concluye que las ventas están  27,7 por ciento por debajo de los valores que tenían previo a las medidas de aislamiento dispuestas  en marzo para contener el contagio.

En el caso de las naftas, las ventas de agosto fueron  34,9 por ciento menores que en febrero, el último mes de la ‘vieja normalidad’. Entre febrero y abril se había dado un desplome de  66 por ciento en el volumen de metros cúbicos vendidos, cuando cayó de 729.600 m3 a 245.247 m3. Luego hubo un rebote hasta el mes de junio, y desde entonces se estancó, sin llegar ni cerca a los valores anteriores. En agosto, por ejemplo, se vendieron 475.197 metros cúbicos.

Para el diésel, la curva fue menos pronunciada por la tracción del campo y del sector transportista, que permitieron que el desplome sea más suave. Entre febrero y abril se había dado una baja de  27,2 por ciento (de 769.616 metros cúbicos a  560.427 metros cúbicos), que también rebotó hasta junio y finalmente se estancó. En agosto se vendieron 653.434 metros cúbicos.

Es por eso que en la combinatoria de nafta y diésel,  se registra una caída de 27,7 por ciento entre febrero y agosto. Para graficar aún más este estancamiento, entre junio y agosto la variación fue apenas  1,4 mayor.

“El mercado hoy se contrajo  25 por ciento, y nos preocupa que esta sea la nueva normalidad del sector. Si bien la cuarentena va variando de una provincia a otra dependiendo de cómo esté circulando el virus, lo cierto es que en la película general se abrieron muchas actividades pero pareciera que hay un montón de rutinas que cambiaron y que derivan en que se cargue menos combustible”, sostuvo Bornoroni.

Para las estaciones de servicio, la rentabilidad está directamente relacionada con el volumen de venta.  Del precio final del litro de combustible, solamente  7,8 por ciento queda para los estacioneros para solventar los costos operativos.

Para poner un ejemplo, si cargar un tanque de 50 litros con nafta súper en una YPF de Córdoba sale $ 3.247, a la estación le quedan solo 253 pesos de esa venta. El resto se distribuye entre las petroleras ($ 1.721) y el Estado ($ 1.273). “Con los volúmenes actuales de venta, muchas de las estaciones se encuentran operando a pérdida. En la mayoría de las estaciones, los dueños debieron tomar préstamos o poner dinero de su bolsillo para sostener las estructuras”, explicó.

 


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