Hace muy pocos años, hablábamos sobre América Latina como un continente dormido en el tema de las energías renovables (exceptuando a Brasil y Uruguay y quizás a Chile que ya contaban con algunos años de vasta experiencia en licitaciones de energía renovables).
Por Fernando Schaich*
En muy poco tiempo la situación cambió radicalmente desde México hacia el sur. ¿Que fue lo que llevó a este cambio? No hay una sola respuesta a esa pregunta pero si tuviéramos que buscar una, sería seguramente relacionada con la extrema competitividad de las energías de fuentes renovables en comparación con casi cualquier tipo de generación de energía eléctrica.
Pero quizás a esa respuesta deberíamos acompañarla de una cantidad de otras razones muy importantes:
Se perdió el miedo a gestionar la generación eléctrica con este tipo de energías. No hace mucho recuerdo haber escuchado y leído argumentos que las Energías Renovables no convencionales (ERNC) no podían superar el 20 0 30% de la matriz eléctrica porque se haría imposible su despacho eficiente. Si bien son sistemas particulares, tenemos buenos ejemplos en Costa Rica o Uruguay en donde estas energías han superado ampliamente esos guarismos (alcanzando y en ocasiones superando en ambos casos el 95%). Sin mencionar a países europeos.
Permite la entrada de una cantidad enorme de actores relativamente mas pequeños a nivel de generación. Creo que no es necesario explicar el por qué los monopolios u oligopolios no fomentan la competitividad y por tanto no producen los precios bajos que estamos viendo en la región.
La tecnología (en especial la Solar Fotovoltaica y la Eólica) se han desarrollado de una manera tal que cuando hace algunos pocos años hablábamos de valores full EPC por encima de USD 2000 el kW instalado, hoy estamos en la solar por debajo de los USD 800 y en eólica por debajo de los 1200 en muchos casos.
Podría seguir enumerando razones por las cuales las ERNC ya pasaron de ser un sueño a ser una realidad, o algo más que eso: una solución para muchos países en Latinoamérica.
Alcanza con ver el ejemplo de Uruguay en donde la matriz eléctrica es por momentos 100% renovable (incluyendo hidroeléctrica, biomasa, solar fotovoltaica y eólica) y en el promedio anual supera el 95%.
Hay que pensar que Uruguay tenía hace menos de diez años, serios problemas de suministro eléctrico debiendo importar en los años de pocas lluvias, energía eléctrica desde Argentina o Brasil a precios exorbitantes. La participación de la energía eólica desde este 2018 supera el 40% de la matriz eléctrica.
Situando al Uruguay en el segundo lugar a nivel mundial solo superado por Dinamarca.
Si bien el resto de los países en nuestra América Latina, no llegan aún a esos guarismos (exceptuando a Costa Rica), el camino esta trazado y el futuro cercano está en manos de las renovables, en particular de la solar fotovoltaica y la eólica.
Vemos increíbles ejemplos como el de México en el que en muy poco tiempo desde la Reforma Energética, se han logrado consolidar estas energías gracias a subastas que de todas maneras son algo complejas y muy perfectibles. Por ejemplo el plazo del PPA es de tan solo 15 años pero la venta de CELS (Certificados de Energías Limpias) es por 20 años. CELS que se pensaba serían una solución para competir con la generación térmica tradicional en las subastas, y sin embargo parecen no haber sido tan necesarios.
A pesar de todo ello, México ha logrado uno precios record que no hacen mas que confirmar la competitividad de estas fuentes de energías renovables. Parece que los buenos vientos no solo soplan fuerte para México en lo futbolístico, sino que también en los temas energéticos.
El caso de Chile es algo mas complejo en cuanto al funcionamiento de las subastas y del mercado en si mismo, pero eso no fue obstáculo para conseguir también precios bajísimos en la última subasta el año pasado.
Si bien no tan bajos como México, hablamos de valores por debajo de los US$ 30 por MWh. Impensados hace no mas de un par de años. Chile tiene uno de los mejores recursos solares del mundo (en el norte) pero algunos “nubarrones” amenazan esa generación ya que las obras de infraestructura necesarias para evacuar la energía (especialmente en el norte) van a paso mas lento de lo deseado y esperado y por tanto siguen generando desacoples grandes tanto geográficos como temporales.
Así como el sistema brasileño (pero aún mas exagerado), las subastas se realizan con muchos años de antelación a la activación del PPA.
Eso genera especulaciones sobre el precio de la tecnología cuyo margen de error supera ampliamente las tolerancias de variación de rentabilidad y por tanto: mucho ruido. Pienso que podrían acortarse un poco los plazos y se evitarían así especulaciones desmedidas.
La especulación en si misma no me molesta, pero cuando es desmedida, genera incertidumbres, que podrían desencadenar en proyectos que quedan por el camino. Eso no le hace bien a nadie.
Argentina venía con un empuje tan fuerte como inesperado (para algunos hace algo mas de dos años), gracias a un trabajo increíble del equipo de la Subsecretaria de Energías Renovables (en menos de un año revirtieron una imagen país, generando la confianza necesaria para que inversionistas regionales y algunos internacionales se interesaran por este mercado). Eso se vio reflejado en las exitosísimas Rondas RenovAr 1 y 2 cuyo desafío es, en términos futbolísticos, plasmar en la “cancha” todo este movimiento intenso.
Las últimas novedades tanto económicas como políticas están generando algunas dudas pero personalmente confío en que la Argentina seguirá profundizando el camino de las renovables con mas rondas RenovAr y especialmente con el Mercado a Término (mercado de compraventa de energía renovable entre privados). En el debe de Argentina se encuentra a mi gusto, generar un mayor entendimiento de los criterios para asignación de capacidades de evacuación en RenovAr versus MATER.
Siguiendo la recorrida latinoamericana llegamos al Perú. Si bien no hay anunciadas oficialmente subastas de compra de ERNC aún, no son pocas las versiones que indican que seguramente ese camino algo interrumpido, retomará su senda luego de mas de tres años.
Perú es un mercado en el cual las incertidumbres mayores no están en el formato de las subastas (a diferencia de Chile) sino en varios factores aparentemente menores que para un inversionista pueden ser obstáculos difíciles de sortear. Me refiero a lo mas básico: la propiedad de la tierra en donde se desarrollará un parque de generación (ya sea solar o eólico).
La gran mayoría de las tierras en los mejores sitios para desarrollar un proyecto de este tipo no se encuentran en manos de un propietario privado sino que pertenecen a comunidades o al Estado peruano.
Las llamadas concesiones temporales son a mi criterio una excelente herramienta teórica para que las tierras propiedad del Estado sean cedidas a un proyecto pero en la práctica se dificulta mucho su concreción.
Las razones? Hay muchas y no valdría la pena entrar en detalle de todas ellas pero hay que entender que para un inversionista es difícil aceptar que la misma tierra en donde él esta desarrollando un proyecto, pueda ser compartida con otros desarrolladores. Creo que esto debería mejorarse en beneficio de un Perú con mayor protagonismo.
Recuerdo hace no mas de dos años un viaje a Colombia en donde en algunas reuniones con las autoridades pertinentes, la frase que quedó grabado en nuestra memoria fue: “pueden volver a Colombia a tomar un rico café pero no esperen subastas de energías renovables como la solar o la eólica”. Afortunadamente, ese escenario parece estar cambiando en esta promisorio mercado que tiene todo por demostrar. Tengo la firme convicción que en un par de años estaremos hablando de uno de los mayores mercados de Latinoamérica.
¿Que decir de Brasil que no se haya dicho hasta hoy? Por poner uno solo de los desafíos yo diría que la infraestructura de redes es EL gran tema a resolver hoy. Esto parecería un tema transversal que está desafiando a prácticamente todos los mercados. Pero en el caso de Brasil parece ser a mas grave aún.
En resumen, tenemos una América Latina que, como en muchos ámbitos, no se especializa en imitar y mejorar (ese circulo virtuoso que teóricamente debería maximizar los réditos) sino que en ocasiones parece que estamos re-inventando las cosas.
Creo sin embargo, que hay buenas excepciones a esta regla y por ahí va el camino. Me refiero por ejemplo al sistema de subastas argentino, que es una versión bastante mejorada (6 años mas tarde pero mejorada al fin) del exitosísimo sistema uruguayo que a su vez tomó algunos (pocos) temas del sistema brasileño. La clave de ello: la simpleza.
La respuesta es siempre la misma: cada país tiene sus particularidades, pero, ¿no será también que los países se sienten en ocasiones mas “particulares” de lo que realmente son?
Una materia pendiente aún nos queda: la integración energética. Eso parecería ser un tema de barreras mucho más políticas que técnicas. Me atrevería a decir que quizás la porción técnica es menor al 10% en la mayoría de los casos y además, en general son temas que tienen solución.
Ustedes se imaginan como podríamos optimizar todos nuestros sistemas interconectados si por ejemplo desde Uruguay se pudiera enviar energía al norte de Chile en algunos momentos o viceversa? O incluso entre Paraguay y Perú? Por que no?
Quedan muchas cosas por analizar pero quizás todos los actores que estamos en este tema deberíamos dedicar al menos una porción menor de la infinita cantidad de eventos, foros, congresos, jornadas o mesas redondas dedicadas a las energías renovables, a convencer a los responsables de los diferentes países que juntos e integrados sumamos mucho mas.
Hasta la próxima.
*Director de SEG Green Power Uruguay