Opinión

Las empresas petroleras y la conservación de la naturaleza

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Por Hugo Martelli



Las empresas petroleras desarrollan su actividad generalmente en ambientes naturales prístinos o expuestos a actividades rurales extensivas, desde el chaco formoseño y salteño, pasando por la precordillera mendocina y toda la Patagonia hasta Tierra del Fuego, muchas veces en contacto con comunidades rurales o pueblos originarios, sin olvidar la presencia en el Mar Argentino, desde la costa y costa afuera, y el contacto con sus actores.
Esta inmediatez que tienen con la naturaleza y el paisaje, y fundamentalmente con su gente, su idiosincrasia, valores e intereses, les otorga a estas empresas la oportunidad y la capacidad únicas de intervenir positivamente en la conservación de la naturaleza y en la relación de los pobladores con su medio, y de esta forma fortalecer su relación con las autoridades provinciales y municipales, y con las comunidades locales.
Hace a la conservación de la naturaleza la protección del paisaje, los ambientes y espacios naturales, y de las especies de flora y de fauna y de todo aquello que ataña a la biodiversidad y el patrimonio genético, mediante programas de protección, planes de manejo, programas de difusión y educación, creación o soporte de parques nacionales y reservas naturales, públicos o privados, que podemos extender a la conservación de bienes culturales, sitios históricos, arqueológicos o paleontológicos, bajo similares pautas de política, manejo y administración.
De esta manera diferenciamos a la conservación de la naturaleza de la política y práctica general que las empresas desarrollan en materia ambiental y que atañen principalmente a temas de contaminación industrial directa del suelo, agua, aire, sonido, residuos domésticos, industriales y peligrosos, y que están formulados en sus “Programas de Sustentabilidad”.
La conservación de la naturaleza es una causa noble que goza del respaldo estatal y del apoyo y de la simpatía de los ciudadanos y de los pobladores de ambientes rurales e integrantes de comunidades originarias, salvo resistencias iniciales resultantes de prácticas adversas, muchas veces ancestrales, cuyo impacto y solución deben encontrar respuesta en las medidas de conservación que se persigan. De todo ello no hay mejor ejemplo que la conversión de los antiguos marisqueadores de los Esteros del Iberá en convencidos guardafaunas y guías de turismo de hoy.
Por último, la conservación de la naturaleza es motivo de creciente preocupación y actividad jurisdiccional por parte de las autoridades provinciales y nacionales, como así también del accionar de diversas ONGs que muchas veces generan conflictos como pretendido medio para dar solución a una determinada situación de crisis ambiental o social-ambiental, sin descartar, a veces, el oportunismo.
Esta realidad hace que las empresas deban dedicar de manera creciente mayor atención y recursos a las relaciones con las autoridades y con las ONGs, ya que la imposición de prácticas de producción o prácticas de conservación que no gocen de licencia social o pretendan ser desarrolladas a expensas de la economía y del sentir de las comunidades locales resultan hoy política y socialmente insostenibles, sino contrarias a los principios de Compliance.
¿Cuáles son los recursos cuya carencia impide a las Provincias evitar o mitigar con mayor éxito los problemas de conservación de la naturaleza?
En nuestra opinión, los principales limitantes son la falencia de gerenciamiento, la falta de propuestas creativas, y la falta recursos tecnológicos básicos, pero no la falta de recursos económicos en sí. El reciente incendio del parque chaqueño en la Provincia de Corrientes demostraría que la falta de educación de la población local respecto del manejo intencional del fuego, y la falta de previsión y organización del control del fuego por parte de autoridades provinciales y municipales fueron causas principales en el desarrollo no controlado de la catástrofe, más que la falta de recursos económicos.
De ser esto así, los problemas de conservación de la naturaleza, con el alcance que aquí le hemos dado, que enfrenta hoy la Argentina no son el resultado de la falta de presupuesto, sino la falta de gerenciamiento, de creatividad, y recursos tecnológicos básicos, que las empresas pueden ofrecer a la comunidad y a las autoridades, mediante programas de conservación debidamente aprobados, ejecutados y auditados.
Esta circunstancia otorga a las empresas petroleras la oportunidad de proponer a las provincias y eventualmente a los municipios programas autónomos (es decir, llevados a cabo de manera independiente por la empresa) o de gestión conjunta para la conservación de la naturaleza en pos del beneficio provincial, comunal y social asociado al desarrollo del programa, y del mejoramiento de los vínculos de comunicación y de relación de la empresa con las autoridades provinciales y municipales.
Estas iniciativas son coincidentes con políticas y nociones de gobierno corporativo desarrolladas en Estados Unidos de América, Canadá y los países de la Comunidad Económica Europea, Reino Unido y otros estados europeos ajenos a la Comunidad, que desarrollaron conceptos tales como Compliance; Corporate Social Responsibility; Corporate Environmental Responsibility; Social Entrepreneurship; Non-market strategies; Environmental, Social & Governance; entre otros, cada uno con distinto alcance pero con igual finalidad. En esencia, se trata del desarrollo por parte de la empresa de actividades que no persiguen un beneficio directo, sino reforzar sus vínculos con la comunidad y con las autoridades a través, en nuestro caso, de la conservación de la naturaleza. La formulación extrema de esta tendencia la alcanzan las empresas del denominado “Sistema B” en donde el cumplimiento de objetivos sociales y ambientales es parte constitutiva del objeto social empresario mismo.
¿Cuál es el itinerario que las empresas podrían desarrollar para la identificación de tales programas de conservación de la naturaleza?
La manera de asegurar el compromiso de la empresa con tales programas es la existencia de una conexión o vínculo reales entre el objeto de conservación del programa y la propia actividad de la empresa. Esta conexión o vínculo le permitirá a la empresa identificar una propuesta u objetivo de conservación que posea materialidad, es decir, que resulte necesario alcanzar para resolver algún problema o situación insatisfactoria de conservación con el alcance aquí expuesto, con la participación que corresponda de las autoridades, y a la comunicad local. Por supuesto, la iniciativa puede provenir de la autoridad, o de la comunidad, o de la propia empresa que es lo que aquí proponemos.
Son innumerables los programas de conservación que están al alcance las empresas, sobre flora (v.g. flora nativa de altura y la ganadería nómade andino-patagónica); sobre fauna (el guanaco y la ganadería ovina patagónica; la ganadería del guanaco y teleros artesanales; especies amenazadas o en peligro de extinción); sobre forestación y reforestación; sobre actividad en Parques y Reservas Nacionales y Provinciales (Calilegua, Llancanelo, Payunia, Auca Mahuida, Faro Vírgenes); sobre usos alternativos del agua y las comunidades locales en Mendoza y Neuquén; sobre conservación y usos alternativos de ambientes costeros patagónicos, e infinidad de otros programas de conservación puntuales atendiendo a necesidades concretas que enfrentan la empresa y las comunidades locales, en correspondencia con las autoridades.
El modo de la propuesta puede variar desde la contribución de fondos a un determinado programa a ser auditado de manera independiente, hasta la asistencia por personal de la empresa o de terceros contratados en la ejecución del programa; o la ejecución del programa por un ente o sociedad filial de la empresa gestora de manera autónoma. Los dos últimos tipos de programa permitirían la transmisión de la experiencia en la formulación de soluciones creativas y la capacidad gerencial y una mayor interrelación con las autoridades. En todos los casos se deberá considerar y minimizar el impacto fiscal negativo que la propuesta pueda implicar para la empresa.
Mencionamos entre los “Programas de Sustentatbilidad” de las empresas locales algunos programas de conservación: (i) El programa de Biodiversidad y Ecosistemas Locales de Vista Energy; (ii) El programa de Iniciativas externas y afiliaciones de Pampa Energía que incluye asociaciones y aportes a diversas entidades con objetivos de conservación; y (iii) El Programa de Promotores Ambientales celebrado entre Pan American Energy y la Provincia del Neuquén, conjuntamente con la Asociación Amigos de la Patagonia que incluye un programa educativo de generación de conciencia.
Destacamos, además, los siguientes programas de conservación de la naturaleza: (i) El proyecto de forestación de 15.000 hectáreas en la Provincia del Neuquén lanzado en 1998 por YPF y que culminará este año 2022; (ii) el proyecto de Vista Energy de evaluación de la Reserva Provincial Auca Mahuida (Área Águila Mora), Provincia del Neuquén, y (iii) los proyectos de Monitoreo de Biodiversidad en Camisea, de Monitoreo de flora y fauna de la Bahía Marina de Paracas, y el Monitoreo de flora y fauna (terrestre y acuática) en Guacamayo y Campo Villano (Reserva Ecolófica Antisana) en la República de Perú llevados adelante por Pluspetrol Perú Corporation.
Como decíamos al comienzo de este artículo, las empresas petroleras tienen la oportunidad y la capacidad únicas de intervenir positivamente en la conservación de la naturaleza y así de fortalecer su relación con las autoridades provinciales y municipales, y con las comunidades locales.

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