Por José Luis Sureda
Desde diciembre de 2019 hasta hoy, la producción de gas natural decrece en forma monótona continua y no obstante esto, recién en setiembre del año pasado el gobierno se puso a gestionar al sector.
Las negociaciones para poder armar un plan de estímulo a la producción de gas tomaron más tiempo que el disponible para poder llegar al invierno 2021 con una oferta igual que el invierno pasado.
A comienzos de diciembre la rueda de la producción comenzó a girar apuntando a alcanzar la velocidad de crucero hacia marzo de este año.
Sin embargo, la Desidia y la Prepotencia se combinaron y pusieron un palo en la rueda.
El conflicto en Neuquén nos muestra, otra vez, que la política no resuelve los conflictos políticos. La política está para otra cosa como, por ejemplo, poner retenciones a la exportación, cercenar libertades individuales y controlar precios. En cuidarnos, les gusta decir.
Más de 1000 trabajadores y sus familias fueron rehenes de la Desidia y la Prepotencia. Ellos son las primeras víctimas. Ellos son las absurdas víctimas de este absurdo.
Los argentinos y argentinas ahora entendemos que, por si hacía falta, que La Prepotencia puede secuestrar a personas, y que La Justicia puede avalarlo con su labia post mortem. Con su cobardía.
El invierno no va a ser duro. El invierno no tiene la culpa. Nuestras autoridades tienen la culpa de que vivamos al filo del corte de gas. Y que gastemos lo que no tenemos para tratar compensar las acciones e inacciones de la Prepotencia y de la Desidia. Lo único que faltaba: culpar al invierno de nuestros horrores.