Una conjunción de factores —alguno de ellos previsible— amenaza desbaratar el acuerdo de precios de las naftas y el gasoil celebrado entre el gobierno y las petroleras e impulsar a la inflación en momentos de retracción de la actividad económica.
El precio internacional del crudo rompió la barrera de los US$ 80 luego de tres años y medio y el pronóstico indica que superará los US$100 hacia principios de 2019, sin no lo hace antes.
Durante el año pasado, los incrementos de los precios internacionales del crudo del año pasado impulsaron un acuerdo de estabilidad entre el Ministerio de Energía y Minería (Minem) y los tres grandes del refino argentino: YPF, PAE y Shell.
El mismo fue denominado “Acuerdo para la Transición a Precios Internacionales de la Industria Hidrocarburífera Argentina” y rigió entre enero de 2017 y septiembre de ese año, donde se combinaban las variaciones en la tasa de cambio del dólar para amortiguar los efectos de los aumentos en los precios de los combustibles locales.
Finalizado el convenio, en Octubre se renovó, con la denominación “Acuerdo de Estabilidad de Precios con Cuenta Compensatoria” con vigencia por ocho meses desde el 1o de mayo de 2018.
Pero a tan sólo 20 días de dicho acuerdo, las petroleras hicieron saber al Minem que se deberá encontrar una recomposición de los precios pactados, porque la realidad hizo añicos los términos del compromiso y el acuerdo político no resultan suficiente para paliar los efectos del alza de la materia prima.
Es decir que, desde octubre del año pasado entre el precio del crudo y la devaluación del peso el ajuste debería rondar el 40%. Cabe recordar que en octubre la cotización del dólar rondaba los $ 17,40. El reciente convenio de precios que estableció una ajuste del 12% en cuotas para los últimos seis meses de 2018, por lo que el guarismo resulta a todas luces insuficiente.
El presidente de YPF, Miguel Gutiérrez dijo a la prensa que se debe esperar a ver “dónde aterrizan” el precio del petróleo y del tipo de cambio, pero dijo que YPF no puede resignar ingresos y que "tampoco nos vamos a endeudar como empresa”.
Ante un virtual congelamiento de los precios, presionado por el Ministerio de Energía, YPF afirmó en el habitual comunicado a la Bolsa, que “las diferencias de precios acumuladas hasta ahora y aquellas que pudieran producirse durante este período de dos meses, serán gradualmente trasladadas a precios durante la segunda mitad del año, y de no poder compensarse totalmente por circunstancias de mercado, el Estado nacional se compromete a que las empresas refinadoras recuperen dichas diferencias mediante mecanismo a ser acordados antes de fin de año”.
El mecanismo
El alza del crudo cierne nuevamente el dilema del prisionero sobre los objetivos inflacionarios y de reducción del déficit fiscal proclamados por Cambiemos: significa traslado a precios del costo de transporte, flete y logística, es decir más inflación. Por su parte el mantenimiento del precio requerirá de subsidios adicionales que se traducirá en aumento del déficit fiscal.
Pero ha quedado claro que las petroleras no absorberán la diferencia y ya han comunicado al PEN que les será imposible recuperar en surtidores las pérdidas de mayo y junio. Fuentes del sector recordaron también que el Estado nacional aún adeuda de 2017 algo así como US$ 1.500 millones en concepto de subsidios a la producción de gas.
La formación del precio
El precio internacional del crudo no tiene mecanismos de formación transparentes y se forman de la suma de información reservada sobre contratos de suministros, datos de la realidad política, inteligencia y por supuesto, especulación.
De allí abrevan los inversores hidrocarburíferos que venían evaluando una posible interrupción de los flujos de petróleo de Irán —importante exportador— como consecuencia de la ruptura por parte del presidente Donald Trump del tratado nuclear celebrado entre la potencia persa y el presidente Obama. Con su tono habitual, Trump ya anunció duras sanciones a Teherán.
El mercado
Otro factor de influencia en la formación del precio internacional del crudo lo constituyen los acuerdos de limitación de la producción alcanzados por los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep). Desde 2015 el cartel vienen fijando recortes que rondan 1,8 millones de bb/d con buenos resultados que impulsaron el precio a una tendencia al alza, leve pero sólida y constante. En su oportunidad jugó de manera determinante el aumento del shale norteamericano, pero el reciente anuncio de la caída de las reservas de la Unión neutralizó ese efecto.
Desde hace décadas, la Opep viene intentando fijar el precio del crudo mediante recortes, sin lograrlo del todo. Cabe recordar que un pacto secreto celebrado en 2014 entre EE.UU. y Arabia Saudita había derribado las aspiraciones del Cartel, colocando al crudo en el 50% de su precio.
La jugada amplió el espectro de compradores de Arabia e impactó de lleno en las cuentas de Rusia y Venezuela.Pero la taba parece haberse dado vuelta y ahora Rusia es uno de los principales aliados de Arabia en materia de precios.
Un cisne Negro
Los factores mencionados fueron determinantes en la recuperación de los precios, pero un suceso que no ha sido tenido en cuenta por la mayoría de los analistas parece ser el quid del disparo en los precios: la estruendosa caída de la producción bolivariana.
Venezuela, uno de los principales países petroleros del mundo y miembro fundador de la Opep, reportó en abril una producción promedio de 1,436 millones de barriles diarios (Mmb/d). Según fuentes del Banco Central de Venezuela, este indice de producción se remonta a niveles inferiores a los de 1950.
¿Previsible? el volumen de producción del país a venido retrocediendo a pasos agigantados. En 2014, Pdvsa registró una producción promedio de 2,9 Mmb/d, mientras que al cierre de 2015 había descendido a 2,57 Mmb/d. Para 2016 la contracción continuó hasta llegar a una producción de 2,15 Mmb/d. En 2017 el promedio anual de producción se redujo hasta 1,91 Mmb/d. Y la tendencia sigue en baja.
Esto significa que Venezuela retiró del mercado en cuatro años casi un 1,5 Mmb/d, de los cuales 0,7 Mmb/d se recortaron en los últimos 6 meses. El recorte pactado por Venezuela en la Opep fue superado ampliamente, el compromiso de Viena fue de 95.000 barriles diarios.
Todo indica que los precios internacionales del crudo tienen una firme tendencia al alza.El Bank of America, estimó que los precios del petróleo podrían subir a US$100 por barril en 2019, un nivel que no se registra desde 2014, a medida que los problemas de oferta en Venezuela e Irán afecten al mercado mundial. Por su parte, Goldman Sachs pronosticó que el Brent subirá hasta US$ 82,50 en los próximos meses, aunque admitió cierta probabilidad de que los precios superen ese nivel, pero estimó que la cotización volverá a caer en 2019.
Fisco y generación
En medio de este panorama, el ministerio de Hacienda deberá definir una modificación del Impuesto a los Combustibles en junio en base a la inflación de los últimos tres meses, otro ítem que está en veremos. Difícilmente el Gobierno pueda avanzar en actualizar ese impuesto, ya que agregaría una nueva presión alcista.
El alza del crudo también impactará en los valores del gas proveniente de Bolivia, del GNL que llega al país en barco y el fuel oil y gasoil que se importa para generación en invierno. Para agosto, el Ministerio de Energía y el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (Enre) habían fijado una nueva revisión en los precios de la electricidad, en base a los costos mayoristas con baja de subsidios y el traslado de la inflación mayorista semestral. Sin embargo, la semana pasada la Subsecretaría de Energía Eléctrica fijó los precios mayoristas entre mayo y octubre al mismo nivel de febrero, cuando un dólar valía $ 20.
El precio promedio que paga la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) es de u$s 74,8 por MWh, un valor sobre el que el Estado subsidia el 29%. Como el precio en pesos se mantuvo, el subsidio será mayor.