Alemania tomó el control de tres refinerías que son operadas por dos subsidiarias de Rosneft, una de las compañías energéticas más grandes de Rusia.
Con esta operación quedan, bajo el control de la Agencia Federal de Redes de forma fiduciaria las tres refinerías del país, en Schwedt (norte), Karlsruhe (oeste) y Vohburg (sur) porque "Rusia ya no es un proveedor confiable de energía".
Sin embargo, Rosneft emitió un comunicado en el que expresó su rechazo a la nueva medida de las autoridades alemanas, a las que señaló de estar cometiendo un acto al margen de la ley.
Según Rosneft, el Gobierno de Alemania no tiene ningún fundamento legal para tomar el control de las refinerías, ya que la petrolera siempre ha cumplido todos los requisitos y marcos legales que establece el país.
Además, aclara la empresa, los reguladores alemanes reconocieron que Rosneft trabaja en Alemania de forma transparente y abierta en el mercado, garantizando el suministro de combustible a los consumidores.
Rosneft asegura que ha invertido una fortuna en proyectos de refinación en territorio alemán. La cifra invertida, dice, asciende a los 4.600 millones de euros (unos 4.607 millones de dólares), e incluso ya tenían pronosticados más negocios en ese ramo.
Según el Ministerio de Economía alemán, Rosneft representa aproximadamente el 12% de la refinación de crudo del país. Las refinerías proveen de derivados del petróleo al noreste de Alemania, incluida la capital, Berlín.
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