Opinión

EE.UU. pone un ojo en Vaca Muerta

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En el sector petrolero se habría producido cierta alarma por el contenido de una carta dirigida a la Corporación para Inversiones Privadas en el Extranjero (OPIC) enviada por varios senadores norteamericanos, que refiere al impacto ambiental que podría causar Vaca Muerta.

Aldo Bianchi Alzugaray

Según publicó el Gran Diario Argentino, entre los firmantes de la misiva figuran Kamala Harris, Bernie Sanders, Cory Booker Jeffrey Merkley, Edward Markey y Chris Van Hollen, varios de ellos potenciales candidatos a presidir la Unión.

El contenido de la nota a priori parece risible, tanto por el motivo de la misma como por sus suscriptores: no hay muchas referencias de la preocupación por el medio ambiente en territorio norteamericano. ¿Porqué habría de haberla en el exterior?

Observadores de la política norteamericana señalan que el objetivo es presionar a varios de los fondos de inversión y a la propia de la OPIC, una institución financiera de EE.UU. que apoya proyectos en el exterior, para que restrinjan inversiones hasta tanto se derogue o modifique la Ley 27.506 que dispone la creación de un Régimen de Promoción e incentivos fiscales a ciertas industrias, algunas vinculadas al desarrollo de Vaca Muerta.

Cabe recordar que la OPIC se había comprometido a financiar una parte del gasoducto de la posible Transportadora de Gas del Centro (TGC) que llevaría el gas de vaca muerta hasta el sistema de TGN.

Los ejecutivos locales no se pronunciaron públicamente sobre el asunto y si bien no le dieron mayor relevancia a la novedad tampoco lo miran con desdén.

La ley apunta principalmente a la informática, pero también incluye a la geoingeniería y sus ensayos y análisis; servicios geológicos y de prospección y servicios relacionados con la electrónica y las comunicaciones. Servicios profesionales, únicamente en la medida que sean de exportación; Nanotecnología y nanociencia; Industria aeroespacial y satelital, tecnologías espaciales; Ingeniería para la industria nuclear. Fabricación, puesta a punto, mantenimiento e introducción de bienes y servicios orientados a soluciones de automatización en la producción que incluyan ciclos de retroalimentación de procesos físicos a digitales y viceversa, estando en todo momento, exclusivamente caracterizado por el uso de tecnologías de la industria 4.0, tales como inteligencia artificial, robótica e internet industrial, internet de las cosas, sensores

También quedan comprendidas las actividades de ingeniería, ciencias exactas y naturales, ciencias agropecuarias y ciencias médicas vinculadas a tareas de investigación y desarrollo experimental.

ES decir, muchas de esas empresas tienen acceso a Vaca Muerta y temes ademas que los argentinos aprendan rápido y abandonen la dependencia de la tecnología y la técnica de las empresas norteamericanas.

De reojo

La preocupación del sector hidrocarburífero es que la presión logre frenar inversiones destinadas a la explotación de VM que demanda un flujo de fondos anual de al menos US$4.000 millones. Un poco más allá, detrás del horizonte hay quienes sospechan de los petroleros norteamericanos ven en Vaca Muerta una fuerte competencia en el mercado internacional de GNL.

Medioambiente

En cuanto a los acuerdos globales multilaterales sobre medio ambiente -unas 25 convenciones, acuerdos y tratados- Estados Unidos ha firmado menos de 10, según consigna en su sitio web el El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Recientemente, Trump declaró que se retiraba del Acuerdo de París, y que el cambio climático no es ninguna amenaza, a pesar de que Estados Unidos es responsable del 25% de las emisiones que causan el cambio climático, con tan solo el 4% de la población mundial.

Trump practica lo que predica. Ha debilitado a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y reducido los fondos para investigación científica y medio ambiente. Esta tendencia inició con el nombramiento a Rex Tillerson, un funcionario de ExxonMobil, como Secretario de Estado.

Además, Trump autorizó el reinicio de las perforaciones costeras de petróleo y gas natural en algunas partes del Ártico, el Pacífico y el Atlántico, y dio luz verde a los oleoductos Dakota Access y Keystone XL y brindando también el apoyo directo a la industria del carbón.

Además, el binomio Trump/Pence relajó la normativa para reducir las emisiones de dióxido de carbono en las centrales eléctricas nuevas y ya existentes, y para recoger datos sobre las emisiones de metano de miles de operaciones petroleras y de gas.


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