Opinión

Las medidas gubernamentales promueven la competitividad

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Al igual que en la mayoría de los países, los aprendizajes derivados del planeamiento y evolución del mercado energético han sido claves para desarrollar o incorporar las tecnologías y las soluciones que mejor fueran adaptándose a esas tendencias, y a su vez aportaron desde su lugar al desarrollo del país en tanto procuraron optimizar los costos y la calidad de la energía eléctrica provista.

Escribe Alberto Fernández

En años recientes se presentaron las conocidas distorsiones macro que incluyeron desde limitaciones en la capacidad de financiar nuevas inversiones hasta desequilibrios entre costos de producción y tarifas, pasando por imperfecciones primarias como la de la indisponibilidad estacional de gas, insumo éste económico entre las fuentes complementarias convencionales, forzando por períodos a utilizar sustitutos mucho más onerosos e importación de gas y líquidos. Con crisis energética declarada, se tomó la iniciativa de abordarla ya dentro de un marco de normalización, incorporando rápidamente nueva capacidad flexible y eficiente de generación, en la expectativa de acompañar adecuadamente la nueva etapa de crecimiento.

Desde nuestra óptica, y en consonancia con la normalización de las reglas de juego, lo que vendrá por delante es aún más desafiante desde el punto de vista operativo, con un escenario disruptivo dado por la penetración de las energías renovables, las cuales resultan en diversas geografías más económicas que las tecnologías tradicionales. Prácticamente todas las proyecciones globales coinciden en que a futuro las fuentes verdes -en especial la fotovoltaica y la eólica- suministrarán una porción dominante de la demanda eléctrica. En esa realidad, afirmamos que en los próximos años el despacho del sistema se verá transformado por ese nuevo actor renovable y concretamente por la gestión de su operación.

Para poder balancear las intermitencias de producción renovable, las tecnologías térmicas de nueva incorporación deberán incluir a su vez nuevas características técnicas para seguir compitiendo, especialmente en su capacidad de cambiar de estado muy rápidamente y varias veces al día para complementar dicha variabilidad.

En un futuro más o menos cercano habrá además mucha más generación descentralizada, y también distribuida en el sentido final, es decir del lado de la propia demanda, mediante la incorporación de techos solares, pequeñas eólicas, automatización de su inyección en la red, redes y medición inteligente, etc. Del lado de la oferta propiamente dicha, en Argentina los generadores incumbentes y los nuevos entrantes han dado muestra ya de una notable capacidad de implementar oferta renovable, trasladando a nuestro sistema los beneficios de una experiencia internacional con curva de experiencia ya transitada, y evidenciada durante las rondas del RenovAr, con proyectos ofrecidos que superaron en seis veces la cantidad prevista. Tanto es así que parte de los dolores de ese crecimiento es reflejada ahora en la imperiosidad de reforzar o desarrollar nuevas líneas de transmisión.

En nuestra opinión debe desde ahora ponerse especial atención a la optimización entre la generación por parte de energías renovables y un elemento del cual venimos hablando desde hace varios años: la flexibilidad como eje para una operación confiable del sistema, brindada por aquellos sistemas y fuentes complementarias capaces de proveer múltiples arranques y paradas, eventualmente conformando soluciones híbridas, y el almacenamiento de energía ya sea con baterías u otras tecnologías.

Las soluciones en almacenamiento son prácticamente instantáneas para responder, ya que tienen la capacidad de entregar energía con su potencia nominal en menos de 1 segundo. Una aplicación clave del almacenamiento es la regulación primaria de frecuencia de rápida respuesta, en el presente evaluada tanto por CAMMESA como por algunos actores del sector que ya han identificado la futura necesidad. Una de las principales ventajas de dicha tecnología es que, luego de disponer de plantas de baterías en la red, se reduce sensiblemente la cantidad de centrales térmicas que deben mantener reserva rotante para regulación primaria de frecuencia, produciendo así un ahorro en el consumo de combustibles y menores emisiones.

De hecho, las variaciones de frecuencia son igualmente afectadas por la intermitencia de la energía solar y eólica, que al ir siendo “percibidas” dentro del sistema serán compensadas tanto por las térmicas rápidas como por los bloques de almacenamiento.

Para nosotros esta nueva tendencia es muy estimulante ya que existe un complemento natural entre los motores y las baterías, tanto en términos de sistema interconectado como en soluciones locales, e híbridas motor-baterías. Al rol de éstas últimas en el negocio energético no lo estimamos tanto desde la batería en sí misma –que no es exactamente commodity pero va en esa dirección– sino en la capacidad de integración, que no sólo estará dada por la ingeniería y el diseño de las configuraciones, sino especialmente por el desarrollo de software inteligente para aplicación in situ (o de micro y mini redes), incorporando allí automatización de las plantas, pronósticos dinámicos de las fuentes variables renovables, toma de decisiones inteligentes de carga y descarga, auto-aprendizaje a partir de su performance, adaptación de acuerdo al cambio de contextos de generación (por ejemplo, en ambientes de competencia o de reajuste de funcionalidades en la red) y la maximización de la vida útil de las baterías. Con todo, nuestra decisión estratégica de no atarnos puntualmente a una marca o a una tecnología específica de baterías, nos brinda la libertad de seleccionar cuál será la más indicada para cada aplicación, ya sea por requerimiento y/o por economía.

Finalmente, volviendo a la energía térmica flexible y eficiente, y atento a los recientes anuncios de actualización de la normativa esperados para 2019, estimamos que se presentarán selectivamente necesidades de incorporar nueva potencia térmica, quizás no solamente en el corredor principal Santa Fe - Buenos Aires, sino también en algunas provincias en el norte y centro, más alguna posibilidad en el sur. En definitiva, si bien no esperamos un boom de necesidad desde el punto de vista de una demanda que no ha ido acompañando fuertemente, la decisión del gobierno de delegar a los privados la gestión del crecimiento del parque de generación promoverá consecuentemente los cambios que se irán presentando con el tiempo, empujando con ellos el reemplazo de unidades de generación que devendrán poco competitivas dentro del nuevo esquema.

(*) Presidente Wärtsilä Argentina S.A.


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