RENOVABLES

Impacto potencial de la nueva ley de Generación Distribuida

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Entre las conclusiones del informe especial “Impacto potencial de la nueva ley de Generación Distribuida en Argentina a partir de fuentes renovables” elaborado por KPMG, se señala que “el contexto actual, con un tipo de cambio depreciado, una estructura tarifaria de servicios públicos atada al dólar y altas tasas de interés e inflación no conforman la mezcla ideal para el pequeño generador, que solo invertirá en tecnologías de Generación Distribuida (GD) en tanto y en cuanto el rendimiento sea el adecuado y pueda recuperar su inversión en el mediano plazo. Asimismo, y en respuesta a la decisión del gobierno central de reducir gradualmente el déficit fiscal, se estima una disminución de los niveles de inversión pública en 2018, lo que podría afectar en todo o en parte las mejoras planeadas en la infraestructura local, principalmente las referidas a la expansión de la red de transporte eléctrico.

A pesar de esta situación, que puede catalogarse como pasajera, la estrategia de transición hacia una matriz eléctrica con mayor presencia de energías renovables conforma en sí mismo un plan de mediano plazo que, si bien puede ser susceptible a vaivenes cortoplacistas, al estar sustentado en un conjunto normativo sólido que fomenta la inversión, establece las condiciones adecuadas para asegurar el éxito a futuro.”

El trabajo analiza a Ley N° 27.424 de fomento a la generación distribuida de energía renovable integrada a la red eléctrica pública (LGD) dentro del régimen de fomento del uso de energías renovables contempladas en la ley N° 27.191 y el proceso de inversiones previstas. Pone como ejemplos casos de la región latinoamericana como Chile y México; y especialmente hace referencia  a Dinamarca donde más del 50% de la oferta total de energía eléctrica se produce por fuentes renovables. Según describe el estudio la situación del mercado argentino, “la LGD conforma el siguiente paso dentro del plan de transición hacia una matriz de generación eléctrica con mayor presencia de energías limpias.

En materia de energías renovables, hasta el último llamado del programa RenovAr, que fue en 2017, las autoridades habían adjudicado alrededor de 4500 MW de potencia que deberán añadirse gradualmente a la potencia instalada en los próximos años, a un costo promedio que llegó en la última ronda a los US$/MWh 55. Las fuentes de energía renovable no poseen actualmente un peso significativo en la potencia total instalada de generación eléctrica local (tan solo el 2%).” Luego señala que el fomento a la generación distribuida de energía (GD) a partir de fuentes renovables conforma una estrategia en esa dirección.

“Es importante destacar que el escenario adecuado para el desarrollo de la GD, sea con base en energías renovables y/o convencionales, es aquel donde pueda alcanzarse la paridad de red, de tal manera que el pequeño inversor pueda asegurarse un retorno adecuado por la generación. En el caso argentino, la LGD busca llegar a este objetivo mediante el mecanismo de balance de facturación (neto) o net-billing”, se afirma.

Y después explica que la GD puede impartir otros beneficios como: i) la descentralización de la generación y un posible incremento de la competitividad-precio de la energía eléctrica puertas adentro; ii) la factible reducción de las pérdidas de energía en la red distribución (al menos hasta cierto punto o umbral); y, entre otras, iii) el desarrollo de una nueva industria verde.“En vistas de que el programa RenovAr ha sumado unos 4500 MW adicionales de potencia para los próximos años, y dado que esta cifra no sería suficiente para alcanzar la meta propuesta por la ley N° 27.191 (es decir, una participación del 20% de fuentes renovables en la matriz eléctrica para el año 2025), se abren las puertas a una oportunidad única para el desarrollo de la GD renovable en Argentina”


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