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Biocombustibles, un panorama alentador

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Habría modificaciones en el corte del biodiésel y del bietanol, aunque hay dudas en cómo se implementarán. Piden nueva legislación sobre el control de calidad del producto final.

En el marco de un 2017 decretado como “El año las Energías Renovables”, la preocupación del sector pasa por la indispensable necesidad de transformar la matriz energética y abandonar el viejo paradigma. Vencido el Tratado de Kioto y asumido el compromisos de la COP21 de París, los países adherentes han profundizado su política hacia las energías limpias con un fuerte impulso a las renovables.

El camino hacia la transformación energética comenzó en el 2006 cuando se sancionó la Ley 26.093, que estableció, entre otras medidas, un mandato de uso de biocombustibles.

Desde inicios de 2010 y en vistas de lo que demandaba el espectro de la nueva ley, comenzó a incorporar biocombustibles a los combustibles minerales más tradicionales y convencionales de la industria local. Se amplió el abanico de oportunidades y se diversificó la oferta energética sustituyendo importaciones y generando nuevos empleos sustentables para el sector. Dicho proceso comenzó a evidenciar resultados desde temprano, registrando mejoras considerables en el balance de divisas facturadas debido al constante fluido de capitales, mientras se generaba un ahorro significativo en las emisiones de CO2.

Tanto es así, que según registran datos oficiales de la Unión Brasileña de Biodiesel y Bioqueroseno, en Latinoamérica, desde el 2008 hasta la fecha, se ha evitado la emisión de 10 millones de toneladas de este gas a la atmósfera. Estos números, lejos de ser datos menores, equivalen a los efectos que se podrían conseguir mediante la siembra de 73,2 millones de árboles en una superficie semejante a doce veces al área que ocupa la Ciudad de Buenos Aires.

En ese contexto, el sector que impulsa la obtención de biocombustibles, no para de crecer y de expandir las perspectivas de desarrollo, incluso a pesar de la prohibición impuesta por la Unión Europea en el 2012 que dejó al 90% de la producción sin ventas externas. En la actualidad se pueden producir en el país 1,2 millones de m3 anuales de bioetanol. Durante el año pasado la producción y consumo interno de dicho combustible estuvo en el orden de 900.000m3. Respecto de ese volumen, un 55% del total fue aportado por las destilerías que transforman maíz, mientras que el 45 % restante provino desde las destilerías que transforman derivados de caña de azúcar. Además, la producción aumentó un 32% durante el pasado mes de octubre, en comparación al mismo período del 2015, es decir, 294.168 toneladas más.

Por otro lado, para este año se estima que los volúmenes de producción superen el millón de m3. Argentina sigue siendo el tercer productor internacional de biodiésel y el principal exportador mundial, con Estados Unidos como el destinatario vital.

En bioetanol, la producción actual oscila en los 815 millones de litros al año y casi toda la producción va al corte obligatorio con naftas fijado por el gobierno nacional a partir del 2016, que actualmente asciende al 12%. No obstante, según declaró Nestor Roulet, secretario de Agregado de Valor del Ministerio de Agroindustria, el objetivo para el 2017 en dicho sector, sería comenzar a planificar trabajos que apunten a llevar ese mismo porcentaje de corte al 25%. “Eso podría suceder entre 2018 y 2020, pero cuanto antes mejor. La decisión de avanzar en ese sentido está tomada”, agregó. Además, aseguró que “la asociación que nuclea a las terminales automotrices argentinas, nos pidió que la decisión se informe con una anticipación de dos años por un tema de garantía de motores” y destacó que Argentina “se rige por normas europeas. Pero podemos ir hacia la norma estadounidense, que habilita hasta el 85% de corte con etanol, o la brasileña, que tiene un doble surtidor”. En caso de concretarse el 25% ideado, el uso de maíz destinado a la elaboración de etanol se duplicará, trepando de los 500.000m3 empleados actualmente por año, a un millón de m3.

En ese sentido, el Gobierno planea profundizar un programa orientado al consumo intensivo de bioetanol, entonces deberá decidir de qué forma lo encarará. Las posibilidades serían tomar la iniciativa del “Flex Fuel” empleada en Brasil, donde existe una oferta de nafta con un contenido de bioetanol anhidro de entre un 20% y un 27%, o iniciar un plan para bioetanol hidratado puro. También existe la posibilidad de que se agregue la oferta de una nafta que contenga un 85 % de bioetanol anhidro.

Planean llevar a un 25% el corte de bioetanol

Roulet no descartó copiar el modelo brasileño de doble surtidor, donde uno es 100% combustible verde y el otro, una mezcla con más del 18% de bioetanol.
Además, para este año existen planes de trabajo en conjunto con el Ministerio de Energía y Minería, con el fin de instrumentar los cambios regulatorios necesarios para que en los próximos años el corte de etanol con nafta pase del actual 12% al 25%.

En ese sentido, el secretario Roulet, aseguró que “la asociación que nuclea a las terminales automotrices argentinas, nos pidió que la decisión se informe con una anticipación de dos años por un tema de garantía de motores”. Además indicó que actualmente “Argentina se rige por normas europeas. Pero podemos ir hacia la norma estadounidense, que habilita hasta el 85% de corte con etanol, o la brasileña, que tiene un doble surtidor”.

Por otro lado, respecto del corte de obligatorio del 12% en el despacho de combustibles, Roulet señaló que “por primera vez logramos cumplir con el corte establecido en la normativa. Se empezó a cumplir a fines del año pasado, cuando hicimos la primera reunión de la Comisión Asesora, la cual, si bien está establecido en la Ley de Biocombustibles, nunca se había reunido en la década que llevaba vigente”.

En caso de concretarse el 25% ideado, el uso de maíz destinado a la elaboración de etanol se duplicará, trepando de los 500.000m3 empleados actualmente por año, a un millón de m3. “Eso podría suceder entre 2018 y 2020, pero cuando antes mejor. La decisión de avanzar en ese sentido está tomada”, agregó.

El biodiésel también podría sufrir modificaciones

Según el último informe de la Subsecretaría de Bioindustria del Ministerio de Agroindustria de la Nación, entre los meses de enero y octubre de 2016 el crecimiento del sector se ha dado principalmente debido al aumento del corte en el mercado y una exportación muy consolidada.

Inicialmente comenzó siendo del 5%, pero una vez iniciado el 2014, se incrementaron los valores hasta llegar al doble. Actualmente, los productores del rubro proponen elevarlo un 2% más, con el fin de continuar con el fortalecimiento de la matriz energética y, en ese sentido, aseguran estar en condiciones de responder de manera automática a una mayor demanda. Además, plantean que este combustible renovable y no contaminante puede ser un recurso clave en la generación de energía eléctrica.

La producción experimentó un crecimiento exponencial verdaderamente destacable durante el 2016 y, según se desprende de los datos del Ministerio de Energía, se superó el tope de los 2,7 millones de toneladas. Esto implicó un incremento del 50% respecto de los niveles de 2015 y se transformó en el mayor volumen notificado hasta la fecha, desde que se tomó la decisión política de introducirse en este negocio. De esta manera, la consolidación y afianzamiento de nuestro país como productor líder a nivel mundial, es cada vez mayor.

Tanto es así, que dicho combustible fabricado en base a aceite de soja, registró en el 2016 un volumen de exportaciones que ascendieron a 1.349.000 toneladas, superando las cifras del año 2015. En lo que respecta al período enero-octubre del 2016, el 89% fue despachado hacia Estados Unidos, lo que representa cerca de 1.209.000 toneladas, mientras que un 10% se envió Perú y el 1% restante a Panamá.

Este proceso se vio fuertemente reflejado en el mercado interno, donde los valores invertidos se mantuvieron estables con inyecciones anuales de US$ 1,1 millones. Dichas operaciones, representaron durante los primeros diez meses del 2016, un negocio que generó US$948,3 millones, transformándose así en uno de los sectores que más recaudó y con mayor eficiencia. En tanto el valor promedio por tonelada se ubicó en US$702, con un incremento de un 13% respecto de 2015.
Por otro lado, según informes emitidos por el BCR, en la actualidad existen 38 plantas de biodiésel instaladas en el país y que cuentan con una capacidad de 4.518.000 toneladas de producción al año. En tanto, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos estimó la capacidad de producción de dicho combustible en la Argentina, en 5.400.000 millones de litros por año. No obstante, del número total de plantas, apenas 12 poseen una capacidad igual o mayor a 100.000 toneladas al año, de las cuales 11 están ubicadas en el Gran Rosario.

Actualmente en la Argentina hay 26 empresas del segmento Pyme que están dedicadas a la elaboración de este combustible alternativo. De ese total, 17 son medianas y 9 son pequeñas. La provincia de Santa Fe ocupa un rol relevante en esta industria, cuenta con 18 plantas en su mayoría de gran tamaño que registran el 79% de la capacidad total de producción nacional: aproximadamente 3.588.200 toneladas.

Respecto del bioetanol, como materia prima para producirlo, se procesan en el año cerca de 1.100.000 toneladas de maíz y 1.700.000 toneladas de caña de azúcar, en tanto que la demanda en Argentina durante el pasado año fue de 8.500 millones de litros y el etanol utilizado para mezclar con éstas, alcanzó los 890 millones de litros.

En este contexto, desde la Cámara de Empresas Pymes Regionales Elaboradoras de Biodiesel (CEPREB) aseguraron que el sector se encuentra en óptimas condiciones como para responder a una ampliación del corte de gasoil de un 10% a un 12%, tal como ya sucedió con el bioetanol, mencionado en párrafos anteriores. “Todavía resta algo de capacidad ociosa en las empresas. Por lo tanto, frente a un incremento del corte, tenemos capacidad de respuesta inmediata”, afirmó Leonardo Nicolini, vicepresidente de CEPREB.

Más incentivos para producción de Biodiésel

En sintonía con lo expuesto, la Dirección Nacional de Biocombustibles, continúa trabajando para potenciar sector. Además de la discusión sobre los porcentajes acerca del volumen de corte, planea establecer un programa destinado a la promoción del uso intensivo de bioetanol. Para ello, deberá decidir qué tipo de modelo encarar.

Las variables en carpeta pasan por el modelo, citado en párrafos anteriores, “Flex Fuel” de Brasil, conocido como E20 a E27. Esta es una opción con un amplio abanico de variables que pasan por la posibilidad de una nafta con un contenido de bioetanol anhidro de entre un 20 y un 27%, más bioetanol hidratado puro. Esta opción aparece como la principal, con una leve ventaja sobre el resto según palabras del propio Roulet. No obstante, también se baraja la posibilidad de establecer el E20 a E27 sin expendio de bioetanol hidratado puro o, incluso, agregar una nafta que contenga un 85 % de bioetanol anhidro.

En caso de que se opte por la implementación de la primera y/o segunda opción, podrán ingresar voluntariamente al mercado vehículos 0KM en condiciones de utilizar el combustible flexible. Estos cuentan con motores aptos para el uso alternativo de nafta pura, cortada con bioetanol anhidro hasta un 85 % o bioetanol hidratado puro. Empero, de inclinarse por la segunda alternativa, ya no serían necesarios vehículos con el mencionado tipo de motor. No obstante, debido a la existencia de E15, será indispensable la calibración del parque automotor existente.

De cualquier forma, sea cual sea el camino que tomen las autoridades a las que le competa la decisión política en cuestión, será menester un nuevo marco regulatorio que contenga tanto a consumidores como a productores de bioetanol, quienes operan en el marco de la Ley 26.093. También deberán continuar e incrementar el incentivo que hasta ahora ha tenido el sector en conjunto con las actividades vinculadas al mismo, como el mezclado, transporte, almacenamiento, expendio en estaciones de servicio, y a los consumidores, por ejemplo con el Plan Canje Automotor, cuyo objetivo es la reducción del costo fiscal.

En cuanto a esto, las cuestiones a tener en cuenta deberán abarcar la resolución de varias dificultades. Entre otras, como venimos desarrollando, hay que definir el porcentaje de corte del bioetanol anhidro e incluso de qué manera se hará, debido a que existe la posibilidad de que se implemente de manera escalonada.

Una vez resuelto esto, será necesario diagramar un nuevo mapa de destilerías de bioetanol en función de las proyecciones de demanda que maneje el Dirección Nacional de Biocombustibles, dependientes del Ministerio de Energía y Minería de la Nación. Por otro lado, en caso de que la oferta exceda el E12, podría llegar a operarse libremente en conceptos de cantidades y precios. De mantenerse tal cual está, continuará el actual esquema de cupos y precio regulado.

Esta iniciativa alienta la inversión de capital pero preocupa a las compañías petroleras en cuanto a las negativas repercusiones que pueden generar sobre las ventas de naftas y su logística, sin perder de vista a las compañías automotrices debido a los eventuales problemas técnicos asociados y por la amenaza que podría representar para la permanencia en el país de sus respectivas plantas terminales, principalmente las del vecino Brasil. Por lo tanto, ante todo, la evaluación de costos políticos y riesgos, debe estar primero en la agenda.

La Bioeconomía como factor de crecimiento

El Ministerio de Agroindustria, a través de la Secretaría de Agregado de Valor, impulsa el desarrollo de éste sector como línea fundamental de gestión estratégica, aprovechando las óptimas condiciones agroecológicas con las que el país cuenta. Factor que resulta clave para la producción de la biomasa utilizada como fuente energética industrial, así como en las actividades agrícolas, silvícolas y ganaderas, además de la industria agroalimentaria, la transformación de la madera y en el reciclado de aceites.

En esta línea, Néstor Roulet, subrayó que “la bioeconomía es la transformación de materia prima en origen con innovación y desarrollo. Para lograrlo se necesita un Estado que marque un sistema sostenible en el tiempo y que tenga en cuenta distintos factores como el cambio climático, la seguridad alimentaria y el trabajo territorial, entre otros”. Mientras que para el subsecretario de Bioindustria, Mariano Lechardoy, “el uso eficiente de la biomasa en origen permite que en un país como la Argentina con tantas ventajas comparativas y competitivas para la producción de biomasa, en vez de trasladarla y exportarla pueda transformarla en otros productos en el lugar de origen”.

Según un estudio realizado por Eduardo Trigo, quien es integrante de la Mesa de Bioeconomía de la Subsecretaría de Bioindustria de la Nación, “la bioeconomía representaba en el año 2012, el 15,4% del PBI, con un valor agregado de unos $330.000 millones”. Dentro de esos valores, hay que distinguir al sector primario con una participación con el 58% del valor agregado, mientras que el 42% restante, que representa el 6,5% del PBI, corresponde a la industria manufacturera. Además, dicho informe, señala que “las manufacturas de origen agropecuario representan el grueso de la bioindustria con un 72%, mientras que los biocombustibles configuran una categoría pequeña, aunque importante, de la bioindustria argentina, representando algo más del 3% del total”. En tanto, los biocombustibles provenientes de cereales y oleaginosas representan el 79,5%.

En ese sentido y como ya mencionamos antes, es el interior del país el lugar predilecto para la explotación de las materias primas que dan vida a este sector y que configuran el eslabón inicial de la cadena productiva hacia los biocombustibles y la bioenergía. Así como también impulsan productos de alto valor agregado que ayudan a la promoción de pequeños centros urbanos y el aprovechamiento de la misma como fuentes energéticas, construyendo junto a la industria alimenticia una importante plataforma para la proyección de la bioeconomía.

Comenzada la carrera por la demanda mundial de biodiesel, Argentina se posicionó rápidamente por ser uno de los principales y más competitivos productores de soja, además de ser el principal exportador mundial de aceite. Este panorama, que favoreció la instalación de biorrefinerías para la producción de biodiesel y diversos subproductos industriales favoreció la Bioeconomía. En la actualidad la capacidad instalada para el procesamiento de soja es de unas 200.000 toneladas por día, concentradas mayoritariamente en 14 plantas en la provincia de Santa Fe. Con respecto a la producción de etanol, existen en el país unas 15 plantas que se estima producen unos 1.000 millones de litros, de los cuales el 50% proviene del procesamiento de melaza y de caña de azúcar.

La biomasa posee características particulares, ya que existen diferencias específicas respecto de la funcionalidad en la que se empleará, la densidad energética que tendrá y la “transportabilidad” que se implementará en los distintos tipos que existen. Debido a esta diversidad surge la necesidad de adaptar a cada región en base al tipo de desarrollo que se llevará a cabo, pero siempre con la visión puesta en la explotación de las riquezas que potencian el futuro del país.

Teniendo en cuenta este panorama, resulta lógico que la producción de biocombustibles en Argentina haya tenido el crecimiento que tuvo, según se indicó en un comunicado difundido por la Presidencia de la Nación, en base a un informe sobre biocombustibles elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos. El biodiésel es un biocarburante líquido producido a partir de los aceites vegetales y grasas animales con propiedades prácticamente iguales que las del gasoil mineral pero su combustión reduce notoriamente las emisiones de gases efecto invernadero. Precisamente, la misión principal perseguida por COP21 de París. En tanto, el bioetanol se produce por la fermentación de los azúcares contenidos en la materia orgánica de las plantas y mezclado con gasolina produce un biocombustible de alto poder energético con una importante reducción de las emisiones contaminantes en los motores tradicionales de combustión.

Macri busca volver a la Unión Europea

En continuidad con los impulsos otorgados al sector de los biocombustibles, el presidente argentino arribó al viejo continente para profundizar las relaciones bilaterales. El foco estuvo puesto en la recuperación del mercado de aquel país con un Plan de Acción para volver a venderles el biodiésel argentino antes de que termine el 2017.

Macri busca contar con el apoyo de Rajoy y así recibir el visto bueno de la comunidad, dado que no es para nada un mercado menor. Argentina alcanzó los US$1.500 millones en concepto de exportaciones de biodiésel de soja.

El primer paso ya se logró cuando España levantó las restricciones al biodiésel argentino en mayo del año pasado. Ahora, el segundo paso es reinsertarse en dicho mercado. Para esto, el mandatario español deberá actuar como nexo entre Argentina y Europa. En caso de que se avance en esa línea, las puertas que podrían llegar a abrirse son las de los compradores en Francia, Polonia e Irlanda, donde hay un cierre virtual contra estas exportaciones argentinas por calidad y protección ambiental desde mediados de 2013.

Fomentan uso de biodiésel a través de un plan canje

La Mesa Nacional de Extrusadoras, en conjunto con el Ministerio de Agroindustria, convocó durante el mes de febrero, en Córdoba, a más de 350 pymes del interior del país para dar a conocer este proyecto.

Se trata de un plan para que los productores entreguen su soja a cambio de recibir el biocombustible, con el objetivo de generar valor agregado sobre el producto y aumentar el consumo de este combustible en el campo. Para poder acceder al canje, el productor deberá ser quien coseche la soja, ya que el combustible que recibirá a cambio está apuntando para que sea consumido por su propia flota, es decir, no se lo podrá comercializar.

Desde la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, su director ejecutivo Claudio Molina resaltó que la idea es buena, “pero hay que tener cuidado con el traslado del biodiésel”, ya que sucede que “en los tanques de almacenamiento suelen acumularse residuos en la base del mismo conformado en parte por bacterias que a la larga terminan arruinado el combustible y su efecto se verá en el motor”.

Precisamente, es este el tema que más les preocupa a los productores: la calidad del biodiésel, ya que, en caso de no ser alta, terminará dañando los motores. En ese sentido, el director general de la Cámara Argentina de Biocombustibles, Víctor Castro, recordó que “hace un par de años se hicieron ensayos de durabilidad acelerada en 4x4 con B20 y el motor no tuvo problemas”.“La idea es ir haciendo camino para así generar un mercado. Se trata de un instrumento que estaba operativo, pero no identificado. Con lo cual no hay que esperar ninguna resolución nueva”, señaló el subsecretario de Bioindustria, Mariano Lechardoy.

No obstante, el mercado ya existe, solo que no está identificado en su totalidad, con lo cual, el paso siguiente es registrar a todas las pequeñas empresas para blanquear a los fabricantes del extrusado, cuidar la calidad del producto y, lo más importante, conocer la oferta real que existe.


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