Opinión

El nudo gordiano

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Son muchas las materias que deja pendientes el gobierno saliente. El subsidio a la oferta de energía, en particular, constituye uno de los "nudos gordianos" de la economía donde propios y extraños buscan el modo de reducir los montos asignados con el menor costo político.

 

El nudo gordiano

Por Aldo Bianchi Alzugaray

Suele decirse que los primeros 100 días de un gobierno son de tregua. Pero la idea predominante es que Scioli representa una continuidad de las políticas actuales. Sin embargo se saben necesarios los retoques al rumbo económico y que éstos no serán gratuitos, ni en términos económicos ni políticos. Hay opiniones convergentes respecto de la reducción de los subsidios pero por objetivos diferentes: algunos piensan que se deben dar señales de precios a los inversores privados, para atraer inversiones, mientras que otros consideran que las inversiones se pueden continuar realizando bajo el actual sistema de fideicomisos con centralización de la planificación. No obstante, el peso fiscal de la segunda opción es el que preocupa.

La opción más razonable sería la reducción del subsidio de los que más tienen. Pero se trata de una tarea que viene intentándose desde hace más de 15 años sin que se hallara un método adecuado, es decir, con poco error de inclusión o exclusión.

Lo cierto es que el si se redujese el subsidio a los que más tienen, el costo del mismo se reduciría entre el 80 y 90 % del total. Subsidiar el consumo de la población que realmente los necesita requiere sólo una mínima parte de los recursos aplicados actualmente.

 

Contradicciones mundiales

 

La reducción de subsidios tiene como fundamento principal, alivianar las cuentas fiscales porque en teoría esos recursos podrían destinarse a reducir los impuestos al trabajo y al consumo. Sin embargo ¿cuándo ésto fue así?

A nivel mundial se pide una reducción de subsidios que disminuya el consumo de energía y por ende, las emisiones, ergo los subsidios agravan el cambio climático y empeoran la contaminación y la congestión locales.

Según el FMI se estima que los subsidios mundiales de la energía en 2013 fueron de US$ 541.000 millones (0,7% del PIB mundial) y se proyectaba que disminuirían a alrededor de US$ 333.000 millones (0,4% del PIB mundial) para el 2015, debido al descenso de los precios internacionales de la energía y a un traslado incompleto de los menores precios internacionales a los precios internos al consumidor.

Sin embargo los subsidios mundiales a la energía después de impuestos ascendieron a la sideral suma de US$ 4,9 billones (6,5% del PIB mundial) en 2013, y se proyecta que en 2015 subirá a US$ 5,3 billones (6,5% del PIB mundial), pese a la reciente caída de los precios internacionales de la energía.

Los informes son sesgados. No se informa con claridad sobre los montos de los subsidios en los países desarrollados y no resulta difícil concluir que al igual que en la Argentina, los más ricos reciben la mayor tajada de la torta. Lo que sí es contradictorio, que un grupo de nueve o diez países en el mundo que tienen menos del 15% de la población mundial, que emiten el 60% de la totalidad de las emisiones que provocan efecto invernadero y que subsidian la energía de sus industrias pidan la reducción de los subsidios.

Recordemos que hay un cuarto de la población mundial -1500 millones de personas, según el World Energy Outlook 2013 - que no tienen acceso a la energía eléctrica. Es a esos países a los que se les pide una reducción de los subsidios.

Paradójicamente, estos 1.500 millones de personas sin acceso a la electricidad representan una mejora respecto a los datos de años anteriores. Ello no se debe a ningún esfuerzo concertado para ampliar las conexiones de energía. Más bien, es una consecuencia de la migración de la zona rural a la ciudades.

En el mundo -al igual que en la Argentina- subsidiar el consumo de la población más pobre requiere sólo una mínima parte de los recursos que reciben los más ricos.


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